lunes, 4 de mayo de 2009

TRAS LOS ANTEOJOS DE UN IGNORANTE

REFORMA
por Jesús Silva-Herzog Márquez 4 May. 09

No resulta fácil entender la reacción del gobierno mexicano ante la epidemia. He tratado de seguir sus explicaciones y sus argumentos. Puedo entender que se trata de un virus nuevo y comprendo que en esa novedad exista un grado enorme de incertidumbre. Lo desconocido podría revelar un terrible potencial mortífero. Pero siguiendo la información oficial, esa capacidad maléfica no se ha revelado en modo alguno. No acuso ninguna mentira orquestada, ni doy crédito a las fantásticas teorías conspiratorias. Simplemente advierto que percibo un abismo entre el daño, la advertencia del riesgo y la reacción de los gobiernos. Digo gobiernos en plural porque hay que resaltar la coincidencia de la autoridad federal y la política del gobierno capitalino. Coincido con las autoridades en que frente a la duda hay que extremar las precauciones. Si poco sabemos de la capacidad mortífera del bicho, mejor excederse en la precaución y no en la indolencia.

Vale reconocer el esfuerzo comunicativo. Los dos gobiernos se han empeñado en hablar con la prensa regularmente. El presidente y el alcalde de la ciudad han tomado la crisis por los cuernos. No han rehuido a la prensa y han encarado las cámaras en repetidas ocasiones. Se percibe un intento por llenar con información y datos la preocupación colectiva y la decisión de hacer públicos los datos con los que cuenta la autoridad. Pero también hay que decir que esa política no ha sido del todo exitosa. Sobre todo en su principal objetivo: explicar la cordura de una serie de medidas que tienen paralizado al país y que repercutirán sin duda en su futuro inmediato. En nada ha ayudado el desaseo de los números que ha escupido el gobierno. Los números son esenciales porque son el único mecanismo para cuantificar el riesgo y también para percatarse del agravamiento o alivio de la crisis. Las autoridades sanitarias no han sido capaces de ofrecer un parámetro para ponderar el peligro que corremos. Han jugado con cifras que no han logrado precisar y han alimentado una confusión que a ratos raya en la histeria y a ratos topa con incredulidad. Para algunos se trata de una infección que puede arrasar con México, para otros de un engaño, una conspiración multinacional para promover los intereses de las farmacéuticas. Por supuesto: habrá siempre incrédulos e hipocondríacos, pero al gobierno en una crisis le corresponde asentar un piso de sensatez común que no ha podido establecer.

Desde los anteojos de este ignorante, la epidemia ha sido bastante inocua. Me encuentro dispuesto a reconocer que su suavidad se debe a la reacción oportuna y enérgica de las autoridades. Pero ni siquiera en los momentos de mayor dramatismo los datos que comunicaban las autoridades daban cuenta de una epidemia devastadora. La conglomeración humana más grande del planeta apenas ha registrado un manojo de muertes. En el país, apenas unos cuantos decesos más. No se reportaron casos que dieran idea de una potencia infecciosa desconocida: familias enteras que mueren por el virus; centros de trabajo que están contagiados en un alto porcentaje; barrios contaminados en su totalidad. Nada, pues, que pintara una crisis sanitaria catastrófica. Nada de eso se ha visto. No hay un virus regando muerte en el país, que esté asolando pueblos enteros, que arrase con familias y barrios. Desde el mismo mirador de mi ignorancia me atrevo a decir que la desproporción de la reacción oficial ha sido inmensa.

Me atrevo a decirlo también porque mi ignorancia recaba algo de información. Ha visto que en Estados Unidos, donde ya se han presentado un número significativo de contagios, la inquietud ha sido enorme pero la respuesta gubernamental no ha estado ni siquiera cerca de la histérica reacción mexicana. Si se detectaron casos en una escuela se decidió cerrar esa escuela. No se detuvo todo el sistema educativo, ni se interrumpió la actividad productiva del país. No me atrevo a condenar la respuesta gubernamental. Simplemente me pregunto si la respuesta fue equilibrada. Espero aún la explicación gubernamental que justifique la manera en que ha enfrentado esta crisis. Celebro, por supuesto, que no hayan cerrado los ojos pero, ¿ésta era la única manera de enfrentar el problema?

Escribo esto porque, si en una fría contabilidad nacional la infección ha sido casi inofensiva, en otro sentido el virus ha sido terriblemente devastador. El virus ha dado el golpe más severo a la imagen internacional de México. Un país que era ya visto como el territorio de bandoleros sanguinarios, es ahora retratado como fuente de contagios para el planeta. Hace una semana, desde fuera se veía el país como un lugar inseguro. Ahora, además de inseguro, insalubre. El bicho se irá, pero la imagen del país tardará años en limpiarse. Y afuera la queja puede ser la inversa: el gobierno mexicano no sobreactuó, intervino tarde.

EN SÁBADO, UNA SEMANA DESPUÉS

por Josué Ramírez

La tarde del sábado 2 de mayo, caminé con mi hijo Matías, su padrino Axel y el hermano de mi compadre con sus dos hijos por la sierra del Tepozteco. Vimos la pirámide dos riscos más al norte de donde se encuentra ubicada, sobrevolada por un cuarteto de zopilotes lustrosamente negros. Uno de los temas que conversamos todos fue sobre la influenza. Los niños atentos a lo que los adultos decimos y atentos a sus propios estornudos, toses, temperaturas. Ahora nos cuidamos más a nosotros mismos que como habitualmente lo hacemos. La información seria, la generada por las autoridades sanitarias, la de los especialistas, está al alcance de todos. Hay escritores que sin ser especialistas han escrito crónicas, reflexiones que van del pasmo a la crítica, de la recomendación de una lectura en específico a la evocación de otro momento histórico análogo al que pasamos ahora. Artistas corrosivos los hay que con humor negro expresan su crítica, exhibiendo y reconfirmando que ellos no le creen nada al Estado ni a las autoridades sanitarias. También he leído francas manifestaciones de estupidez, pero tampoco tengo tanto tiempo como para sumarme a esos delirios. Hay trabajos periodísticos bastante fuertes que desmienten a los ignorantes como a los que saben y exageran su decir. Hace una semana sentía que las cuerdas emocionales más tensas eran el miedo y la tristeza, ahora esas cuerdas son otras: la incertidumbre y el desasosiego. Incertidumbre de empezar a vivir un siglo caracterizado por la cultura de la prevención (acompañada, desde luego, del prejuicio y del abuso) y desasosiego porque ya de por sí la vida a la mayoría se le presenta como adversidad. Más que conquistar se sobrevive. Los pronósticos de vida no son alentadores para un espíritu atormentado y son una alucinación a modo para los enajenados que ven en las catástrofes los escenarios propicios de su cultura cinéfila. La realidad nos desenmascara. Y buscar destacar en este momento, o resulta de una vocación de servicio o bien exhibe el narcisismo con que se sella lo que hacemos, no para los otros, sino para que los otros nos vean. Los cuatro zopilotes que sobrevolaban la pirámide no simbolizaban Apocalipsis ninguna, ni quitarnos el cubre bocas bajo aquel cielo significó dejar de estar conscientes que estamos en un periodo de prevención sanitaria a nivel social. De vuelta al DF recordaba la compleja trama que implica pensar en la muerte en México (de los aztecas a la colonia, de las revoluciones a la guerra contra las drogas) y cómo estadísticamente son menos los muertos por influenza que los decapitados… La muerte como espectáculo despierta el morbo, sin duda; la incertidumbre y el desasosiego que desata esta circunstancia implican otra manera de enfrentar la adversidad. Seguridad y firmeza.

domingo, 3 de mayo de 2009

A PROPÓSITO DE LOS RUMORES SOBRE TERRORISMO BIOLÓGICO

... aquí un documento de diciembre 2008 preparado para George W. Bush sobre los riesgos del terrorismo internacional... sin afán de alarmar innecesariamente a nadie, el desarrollo de unas 100 páginas no carece de interés en la actual coyuntura... Para acceder al documento en formato PDF, pulse la siguiente liga:

WORLD AT RISK
The Report of the Commission on the Prevention
of WMD Proliferation and Terrorism

EL H1N1 MIDE LA DESIGUALDAD MUNDIAL

Los países en vías de desarrollo sufrirán más la pandemia
EL PAÍS, JAVIER LAFUENTE - Madrid - 04/05/2009

Hay algo que se ha propagado en todo el mundo mucho más rápido que el virus H1N1: las dudas, las incógnitas. De todo tipo. Una de ellas es saber si el mundo está preparado para una pandemia. En general, se cumplirá lo obvio: los países ricos encaran mejor esta crisis.

Hay algo que se ha propagado en todo el mundo mucho más rápido que el virus H1N1: las dudas, las incógnitas. De todo tipo. Una de ellas es saber si el mundo está preparado para una pandemia. En general, se cumplirá lo obvio: los países ricos encaran mejor esta crisis. Sin embargo, el caso de México, y en menor medida, de momento, de algunas economías potentes de Asia, evidencia que hay que profundizar mucho aún en mejorar la cultura sanitaria de las zonas más desiguales.
El trabajo realizado entre 2003 y 2005 tras la amenaza de una pandemia por la gripe aviar ha visto sus frutos cinco años después. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció las líneas básicas a partir de las cuales había que proceder. Los países que las siguieron cuentan con protocolos para actuar en estos casos. Una preparación, sin embargo, que sigue faltando en el Tercer Mundo y en países en vías de desarrollo. O peor, que aun teniendo esa disposición, no cuentan con un sistema sanitario capaz de abordar la pandemia.

El pasado jueves, el diario The Wall Street Journal aseguraba que, en términos materiales, Reino Unido es uno de los países mejor preparados para afrontar la pandemia. En conjunto, cuentan con antivirales suficientes para llegar a tratar a 33 millones de personas, un 54% de la población. También Francia cuenta con reservas para atender a un porcentaje similar de la población. La ministra de Sanidad española, Trinidad Jiménez, confirmó que España cuenta con una provisión de 10 millones de antivirales. En Asia, es Japón, con un almacenamiento de medicamentos suficiente para tratar a un 24% de la población, el país que encabeza la lista. Aun así, expertos consultados creen que si la virulencia del virus fuese a más, incluso los sistemas sanitarios de los países más desarrollados podrían ser insuficientes e ineficaces.

La cuestión no es, por tanto, quién tiene más o menos antivirales, que también. "El número de existencias no es necesariamente equivalente al grado de preparación", advierte la española María Neira, directora del Programa de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS. India, por ejemplo, podría llegar a tener una capacidad económica suficiente para hacer frente a la pandemia, pero carece de infraestructura para atender a millones de personas.

Algunos países de Asia, los del África subsahariana y ciertos grupos de población en América Latina serán los más afectados. Ayer, el Gobierno colombiano confirmaba el primer caso de un afectado en América del Sur.

En esta zona geográfica, la más desigual del mundo, algunos países de la región han dado o puede dar una respuesta rápida y eficaz a una situación como la vivida. Aun así, pocos Gobiernos han hecho públicas sus reservas de antivirales. "No tienen lo que ofrecen. Sólo dicen que es suficiente para tranquilizar a la población, pero están jugando a golpes de suerte. Es muy grave", opina Rafael Orihuela, ex ministro de Salud de Venezuela, experto en medicina preventiva.

Centroamérica, por su cercanía con México y porque suele afrontar en mayo épocas de lluvias torrenciales, teme lo que pueda venir. En Nicaragua, donde el 60% de la población no tiene acceso al agua potable y muchas familias viven hacinadas, las alarmas saltaron desde el primer momento. El país es un claro ejemplo de lo devastador que puede ser que el virus llegue a lugares pobres. Su presidente, Daniel Ortega, ha admitido que sólo tienen tratamiento para 3.000 personas. Silvio Morales, experto en epidemiología y director de un hospital de Managua, asegura que si el virus se propagase, al menos un 20% de los afectados tendría que ser hospitalizado, creando una espiral peligrosa: la capacidad de los hospitales se desbordaría y el número de muertes se dispararía. "Europa nos puede mandar antivirales, material médico... se lo agradecemos eternamente, pero no nos engañemos, ése no es el problema. Transformar la educación sanitaria es una cuestión cultural".

En el caso de España, la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) no prevé de momento ayuda estratégica, es decir, enviar profesionales a las partes del mundo que lo necesitan. "No lo barajamos, pero no lo descartamos; estamos a la espera", explica Elena Madrazo, directora de la AECID. Hasta ahora, España ha enviado a México 65.000 mascarillas y 6.000 gafas de protección individual. Además, se ha dado el visto bueno a una partida de 80.000 euros solicitada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). "No hay un límite establecido para la cooperación", recalca Madrazo.

Aunque todavía no se ha registrado ningún posible caso de nueva gripe, el continente africano es el más vulnerable. Por eso algunos países han tomado medidas preventivas muy radicales. Egipto, por ejemplo, ha ordenado sacrificar todos los cerdos, una decisión que ha acarreado graves disturbios en ciudades como El Cario. En África, la oficina regional de la OMS cuenta aproximadamente con un millón de tratamientos, aunque se da por descontado que, de llegar el virus, habrá que recurrir a las reservas de los países más desarrollados. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha pedido que se ponga énfasis en aquellas personas que ya de por sí padecen alguna enfermedad -desnutrición, malaria-, ya que serían los primeros afectados.

Que el virus mute y tenga una virulencia mayor es el peor escenario posible. "No es momento de predicciones. Hay que trabajar con distintos escenarios, sí, pero con precaución y evitando especulaciones", pide María Neira.

ENTREVISTA CON LA DIRECTORA DE LA OMS

ENTREVISTA: Alerta sanitaria MARGARET CHAN Directora general de la Organización Mundial de la Salud
EL PAÍS

"Los virus de la gripe son tramposos, no hay que confiarse"
EMILIO DE BENITO (ENVIADO ESPECIAL) - Ginebra - 04/05/2009

Espera al periodista a la puerta del ascensor y le saluda juntando las manos e inclinando la cabeza. ¿Es por miedo a la gripe porcina? "No, es que así lo hacemos en mi país. Además, los dos estamos sanos, así que no habría problema porque nos diéramos la mano, ¿no?". Margaret Chan lleva tres años al frente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero, puntualiza, "30 en temas de salud pública", en Hong Kong, la ciudad en la que nació hace 61 años, "casi 62", revela.

No es la primera vez que Chan se enfrenta a virus emergentes de gripe. En 1997 frenó en seco un brote del H5N1, el que luego reapareció en 2003 en Vietnam y originó la epidemia de gripe aviar que todavía colea. "Tuve que tomar decisiones muy duras. Era un nuevo virus y coincidió con nuestra temporada de gripe estacional. Pero ordené el sacrificio de un millón y medio de aves y no dejé que se mezclaran los dos tipos de virus". A pesar de su expeditiva actuación, que le dio fama de persona dura -ella prefiere decir que se hizo conocida porque no le costaba tomar decisiones-, aquel brote se saldó con 18 personas enfermas, de las que murieron seis. "Pero lo contuve", añade orgullosa.

La amenaza actual es diferente. En plena crisis, y aunque ayer fue un día sin grandes novedades en la evolución mundial del brote, Chan recibe a EL PAÍS en su despacho de la OMS, en el emblemático edificio de Ginebra, poco concurrido por ser domingo. La directora general repasa la situación y la actuación de las autoridades sanitarias mundiales ante esta nueva epidemia.
Pregunta. Suiza ha confirmado ya un caso de gripe H1N1 en humanos. Algunas personas en el aeropuerto usaban mascarillas esta mañana, pero no he visto a ninguna que las lleve en la sede de la OMS. ¿Ha dado alguna orden al respecto?

Respuesta. No, en absoluto. Las mascarillas son útiles en unos casos, e innecesarias en otros. Por ejemplo, si a alguien le moquea la nariz o tiene tos, es bueno, y hasta ético, que lleve. Cuando se visitan hospitales, o alguien de tu familia está enfermo, usar mascarilla puede ser muy adecuado. Pero en otras circunstancias, no hacen falta. No quiero enviar un mensaje de que usar mascarillas es inadecuado. Los individuos deben ser capaces de tomar la mejor decisión.

P. Ha pasado poco más de una semana desde que se descubriera el nuevo virus de la gripe. En una escala de uno a diez, ¿cómo está de preocupada?

R. Es difícil de cuantificar, pero hay algo que hay que dejar claro. Cada vez que vemos un nuevo virus que causa un brote, las autoridades sanitarias tienen que estar muy preocupadas. Y por eso, todos los países con los que he hablado, y por supuesto la OMS, nos estamos tomando esta situación muy en serio. Porque cada nueva enfermedad es, por definición, impredecible. Da sorpresas, y tenemos que demostrar nuestra determinación a tomar medidas para que la vida de las personas quede protegida.

P. Hay críticos que dicen que la OMS, los Gobiernos e incluso los medios de comunicación han sobreactuado en esta crisis. Que se está exagerando lo que, de momento, no es más que una gripe. Nueva, pero perteneciente a una familia de virus con la que los humanos han convivido durante casi 3.000 años.

R. Eso es comprensible. Siempre que hay un brote de una nueva enfermedad hay dos grupos de comentarios. Unos dicen que se está haciendo muy poco y muy tarde. Y otras personas dicen que se está exagerando.

P. ¿Y usted, qué opina?

R. Hemos aprendido del SARS
[síndrome agudo respiratorio grave, también llamado al principio neumonía asiática] en 2003 y del H5N1 [que causa la gripe aviar] en los últimos años, que ambos son amenazas para la gente. Fíjese en el H5N1: ha demostrado que tiene una capacidad letal del 50%, es decir, que la mitad de las personas que se infectan, mueren. Y el SARS se expandió rápidamente por el mundo y causó un enorme miedo, angustia, y también unos daños económicos muy importantes. Por eso digo que cada nueva enfermedad debe ser tratada con energía y que nunca debemos darle cancha. Porque es verdad que en este momento, este virus está siendo leve en la mayoría de los países, pero todavía no hemos visto todo el espectro de la enfermedad. Cuando sólo tenemos unos pocos casos, no podemos decir qué dirección va a tomar.

P. ¿Ni aventurarse a predecirlo?

R. Ahora que ya estamos viendo un número de casos en México y en Estados Unidos, estamos enfrentándonos a muchos leves, algunos graves e incluso a unas cuantas muertes. Estamos en una fase muy temprana de esta nueva enfermedad, y por eso lo que digo es que nuestra obligación es mantener la atención, no perderle ojo y no dejar que se nos escape nada. Si tomamos la pandemia de 1918, empezó también como una enfermedad muy leve, y tuvo un periodo de calma en el que parecía que se había retirado. Pero volvió y causó millones de muertos y enfermos. Y esto es algo que quiero destacar: los virus de la gripe son muy impredecibles, muy tramposos. No debemos confiarnos. En los últimos años hemos hecho mucha preparación. Estamos a kilómetros a distancia de los que estábamos hace cinco años, pero también nos falta un gran trecho por recorrer.

P. Parece que la situación en los últimos días se ha estabilizado. Sigue el goteo de nuevos casos y nuevos países, pero dentro de las pautas que parecían preestablecidas. Todavía no han detectado apenas casos en los países del sur, quitando los cuatro de Nueva Zelanda. ¿A qué se debe?

R. Nadie tiene la respuesta a esto, pero no es irracional decir que puede deberse a que el virus no haya llegado todavía a esos países o a que, si ha llegado, no se ha detectado. Pero no debemos olvidar que en los países del hemisferio Sur está entrando el invierno, y ésta es una estación en la que se producen picos de gripe estacional. Y tenemos que ser muy cuidadosos. Nadie puede predecir ni decir ahora qué va a pasar cuando los países del Sur tengan picos de gripe, y ésta nueva llegue -y lo va a hacer sin lugar a dudas-. Nadie lo sabe. Porque en el Norte hemos visto pocos casos, casos leves, pero no podemos cerrar nuestros ojos. El mundo está tan conectado que sabemos que va a pasar algo, pero no el qué.

P. Dice que va a llegar al Sur, pero hasta ahora, fuera de México, esta gripe se comporta, sobre todo, como una enfermedad de turistas. Fuera de México casi no hay transmisión entre personas.

R. Los tenemos en Estados Unidos y Canadá. Está el del chico español que se infectó porque su novia había viajado a México. Y también los hemos visto en Reino Unido y otros países donde ha habido contagios entre miembros de una misma familia o entre amigos. La gente ya está informando de que tienen los síntomas de la enfermedad aunque no hayan viajado a México. Es verdad que en un número pequeño, pero por eso digo que todavía no hemos visto toda la situación ni tenemos un cuadro completo de lo que está pasando. La situación está evolucionando y el virus está cambiando.

P. Usted que ha sido la máxima responsable del Departamento de Salud de Hong Kong, ¿cree que la actuación de las autoridades decretando la cuarentena para todos los inquilinos de un hotel porque hay un caso de la nueva gripe es proporcionada?

R. Cada país es un caso y toma sus propias decisiones. También en el caso de Nueva Zelanda se
puso en cuarentena a los acompañantes de las personas que han resultado infectadas. Hong Kong es una comunidad que tiene una elevadísima densidad de población, y es un nudo internacional de las comunicaciones. Si a estas personas que han estado en contacto con ese hombre que estaba infectado se las deja viajar sin más, y todo va bien, nadie va a protestar. Pero si sucede algo, la gente va a empezar a criticar a las autoridades y a decir que Hong Kong no ha hecho lo que tenía que hacer. A menudo es muy fácil para la gente criticar que se ha actuado demasiado pronto, demasiado tarde, que se ha sido muy estricto o se ha sido muy laxo. Pero tenemos que entender la presión que sufre cada país, cada autoridad sanitaria, y yo creo que Hong Kong ha actuado de una manera rápida y adecuada a las características de la ciudad.

P. ¿No les habrán pesado demasiado las críticas recibidas cuando usted estaba ahí y se les acusó de ocultar los casos de SARS?

R. Las personas que estaban ahí cuando el SARS son extremadamente conscientes y cautas. Canadá, que también fue afectada, actuó muy deprisa. También lo fue Hong Kong, y el resultado es que están mucho mejor preparados y son mucho más diligentes a la hora de informar a la OMS de sus posibles casos. Hemos aprendido que lo mejor es la transparencia.

P. ¿Cree que hubieran sido menos criticados si no hubieran pasado tan rápidamente del nivel de alerta 3 al 5? ¿No ha podido eso enviar un mensaje muy catastrofista?

R. En este momento, estamos todavía en fase 5. Y mucha gente tiene muchas ideas equivocadas acerca de lo que significará el nivel 6, cuando se decrete. Muchos creen que entonces habrá muchísimos enfermos y que todos morirán, y que todos los países estarán afectados. Y eso no es así, porque la característica de esta enfermedad es que va por oleadas. La fase 6 no quiere decir que todos los países se afectarán a la vez, ni que todas las personas enfermarán y morirán. Ni siquiera en los países que tengan brotes todas las personas se infectarán. Así que no debemos transmitir mensajes erróneos que causen miedo, preocupación o ansiedad. No debemos interferir
de manera innecesaria en la vida de la gente.

P. ¿Cuál será la diferencia de la fase 6 con la actual?

R. El estado pandémico es una advertencia, una señal a todas las autoridades sanitarias del mundo para que inicien actuaciones, aumenten la vigilancia y tomen medidas para proteger a su población. El nivel 6 no quiere decir, en absoluto, que nos acercamos al fin del mundo. Es importante aclarar esto, porque si no, cuando anunciemos el nivel 6, causaremos un pánico innecesario.

P. ¿Cuál es el término medio?

R. Eso no quiere decir que no nos lo tomemos en serio. Está bien que la gente se ponga nerviosa y se preocupe, porque cuando se ponen nerviosos y se preocupan, se cuidan más.

P. Hablando de mensajes alarmistas, ¿qué le parece el anuncio del Centro de Control de Enfermedades de la UE de que un 40% de la población se infectará por el virus?

R. En la OMS no estamos para hacer adivinaciones. Después de 30 años tengo alguna experiencia con virus emergentes y le puedo decir que cada uno es diferente. Es demasiado pronto para hacer predicciones.

P. ¿Le preocupa que el virus haya llegado al sureste asiático y pueda recombinarse con otros, como el de la gripe aviar?

R. Desde luego. Los virus de la gripe son promiscuos, y cualquier oportunidad que tengan para mezclarse con otros e intercambiar genes, la aprovecharán. Por eso estamos tan pendientes del sureste asiático y del hemisferio Sur en general. No hay que darle al H1N1 la oportunidad de mezclarse con otros virus. Por eso estamos en alerta.

P. Se compara siempre esta posible pandemia con las anteriores. Después de lo que me ha dicho, ¿tiene sentido?

R. La última pandemia ocurrió hace 40 años. Entonces no teníamos tanta población mayor, ni VIH, ni tanta diabetes, hipertensión o cáncer. Hasta ahora, el virus está resultando suave, pero hay que tener cuidado por si se llega a poblaciones con las características que acabo de mencionar. Ahora hay más tuberculosis, más malaria. No sabemos qué puede resultar de su combinación con esas enfermedades. Y eso no afecta sólo a los países africanos. En el Norte también hay diabetes e hipertensión. Es una enfermedad nueva que merece toda nuestra atención.

P. ¿Hay otros grupos que sean claramente de riesgo?

R. En este caso estamos viendo muchos adultos jóvenes infectados, cuando lo normal es que la gripe infecte a mayores y niños. Por eso tenemos que vigilar. Es un modelo parecido al de la gripe de 1918, que empezó por jóvenes. Lo que no sabemos es si va a cambiar. Puede que en un mes este virus desaparezca, puede que se quede como está o puede que se agrave.

P ¿Cuál de las tres posibilidades le parece más posible?

R. Ya le he dicho que no hago predicciones.

P. Por último, usted tiene a su familia en Hong Kong. ¿Les ha aconsejado que se queden en casa o usen mascarillas?

R. Con mi marido y mi hijo no hablo de esto. Hay que ser coherente. Si quieren saber lo que tienen que hacer, pueden ver lo que digo en los medios de comunicación o consultar la página de la OMS en Internet.

LA GLOBALIZACIÓN DE LAS PLAGAS

MOISÉS NAÍM 03/05/2009
EL PAÍS

Si todo va bien, medio millón de personas van a morir de gripe este año. Y entre tres y cinco millones más se van a enfermar gravemente en todo el mundo. Si todo va bien. Es decir, si no brota una epidemia de gripe viral más aguda de las que normalmente azotan al mundo con regularidad casi cronométrica.

Dos veces al año -una en cada hemisferio- surge una epidemia causada por virus que van mutando y adaptándose a cambios en su medio ambiente en una casi perfecta demostración de las teorías de Darwin. Así, en un año normal y tan sólo en Estados Unidos, 200.000 personas deben ser hospitalizadas y 36.000 pacientes fallecen a causa de las complicaciones causadas por el virus de moda ese año. En Europa, mueren 40.000 personas cada año.

Pero no todos los años son tan trágicamente normales. Entre 1918 y 1919, el virus de la influenza viajó por el planeta dejando 50 millones de muertos. El año 2003 también amenazaba con ser un año anormalmente peligroso para la salud humana: ya finalizando 2002 se detectó en Asia un brote viral que producía un síndrome agudo de insuficiencia respiratoria o SARS. Se tomaron todas las precauciones y, como suele suceder en estas situaciones, algunos países sufrieron más por las reacciones suscitadas que por la epidemia misma.

En abril de 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que, si bien el epicentro de la epidemia estaba en China, había detectado casos "exportados" a la ciudad de Toronto y recomendaba, por lo tanto, evitar viajes a esa ciudad. Los canadienses protestaron insistiendo en que no había razón para la alarma. La OMS retiró su recomendación de evitar viajes a Toronto seis días después de haberla emitido y, en efecto, no hubo en esa ciudad ningún brote significativo de SARS. Lamentablemente, ya era muy tarde. Toronto -un importante centro de convenciones y atracción turística- se convirtió por un tiempo en un destino intocable, lo que provocó muchos más daños que la epidemia de SARS. Al final, el SARS se cobró 774 víctimas en todo mundo, muchísimas menos que las muertes por accidentes automovilísticos.

Es aún temprano para saber si la actual epidemia de fiebre causada por el virus H1N1 tendrá efectos moderados como los del SARS o estallará convirtiéndose en una grave pandemia. Por ahora, sus efectos han sido limitados, pero nadie sabe cómo evolucionará y cuál será su impacto. Sin embargo, ya hay algunas cosas sobre esta crisis que sabemos. Es global, viaja rápido y sigue itinerarios de viaje muy sorprendentes. Está claro también que organismos multilaterales como la Organización Mundial de la Salud desempeñan un papel crítico e indispensable. Pero quizás lo más claro y doloroso que ya sabemos es que para ciertos países, como México, los efectos económicos y sociales del H1N1 ya son devastadores. De nuevo -y como en Toronto- la reacción mundial a la epidemia ha tenido hasta ahora más impacto que la epidemia misma.

La economía mexicana se verá muy afectada por el daño que el brote de la enfermedad ha causado a la imagen del país. En 2008, México atrajo a casi 23 millones de visitantes extranjeros, que le generaron 13.000 millones de dólares de ingresos. Más de dos millones de mexicanos tienen trabajo gracias al turismo, y la inversión en el sector es muy importante. Ya la violencia asociada al narcotráfico había ahuyentado a muchos turistas, y la epidemia profundizará esta tendencia. Además de la epidemia y la crisis del turismo México también sufre por la caída de sus exportaciones a raíz de la recesión mundial y la reducción de las remesas de los mexicanos en el exterior. No son las diez plagas de Egipto, pero casi.

Finalmente, la epidemia H1N1 sirve como muy buen recordatorio de lo simplista que es pensar en la globalización sólo como un fenómeno económico. Los flujos de comercio e inversión internacional han caído vertiginosamente, lo cual ha llevado a algunos a concluir que la globalización es una de las víctimas de la crisis económica mundial.

No hay duda de que ciertos aspectos de la globalización económica se han reducido por la crisis. Pero la globalización sigue su acelerada marcha, y la epidemia causada por el virus H1N1 es tan sólo un ejemplo de las muchas y complicadas maneras en las cuales, en el mundo de hoy, todos somos vecinos.

mnaim@elpais.es

LOS CRIADORES EGIPCIONES DE CERDOS SE ENFRENTAN A LA POLICÍA EN LAS CALLES DE EL CAIRO

EL PAÍS

Protestaban por el sacrificio de toda la cabaña porcina por parte de las autoridades con motivo de la gripe H1N1

AGENCIAS - El Cairo - 03/05/2009

Graves altercados se han producido hoy en Egipto entre la policía y criadores de cerdos que protestaban por el sacrificio de toda la cabaña porcina del país por motivo de la gripe H1N1
El pasado 29 de abril el gobierno egipcio decidió sacrificar los entre 300.000 y 400.000 cerdos que hay en el país como precaución ante el brote del virus H1N1, conocida en sus inicios como gripe porcina, pese a que tanto la OMS como la FAO aseguran que el consumo de carne de porcino es seguro y a que ningún caso de esta gripe se ha registrado por el momento en el país.
Los granjeros se han concentrado hoy en la barriada de Munshayat Naser de la capital egipcia para protestar contra esta medida. Los enfrentamientos entre la policía y los granjeros se ha saldada con 10 heridos y más de 15 detenidos.

Testigos han relatado como los vecinos de la barriada arrojaron cócteles molotov, y de hecho, en la zona podían apreciarse columnas de humo negro, aunque no ha habido confirmación oficial sobre el uso de estos artefactos. Un gran número de policías dotados con material antidisturbios ha acordonado la entrada al barrio para evitar el acceso a los numerosos periodistas congregados y a los curiosos.

Los criadores, en su mayoría de credo cristiano copto, viven entre montañas de basura, ya que también se dedican a la recogida de desperdicios.

Según la agencia de noticias estatal MENA, el sacrificio masivo de cerdos ha comenzado hoy en otras provincias del país. Los propietarios cobrarán por cada ejemplar 100 libras (unos 12 euros), y se quedarán con la carne y productos del animal, en caso de que esté libre de cualquier enfermedad. Por una hembra preñada recibirán 250 libras (unos 35 euros), aunque en todos los casos hay que descontar 15 libras (unos 2,5 euros) por la mano de obra en el matadero.
El matadero de El Basatin, cercano a la zona de las protestas, trabaja desde hace dos días al máximo de capacidad, con el sacrificio de unas 1.200 cabezas al día.