lunes, 4 de mayo de 2009

TRAS LOS ANTEOJOS DE UN IGNORANTE

REFORMA
por Jesús Silva-Herzog Márquez 4 May. 09

No resulta fácil entender la reacción del gobierno mexicano ante la epidemia. He tratado de seguir sus explicaciones y sus argumentos. Puedo entender que se trata de un virus nuevo y comprendo que en esa novedad exista un grado enorme de incertidumbre. Lo desconocido podría revelar un terrible potencial mortífero. Pero siguiendo la información oficial, esa capacidad maléfica no se ha revelado en modo alguno. No acuso ninguna mentira orquestada, ni doy crédito a las fantásticas teorías conspiratorias. Simplemente advierto que percibo un abismo entre el daño, la advertencia del riesgo y la reacción de los gobiernos. Digo gobiernos en plural porque hay que resaltar la coincidencia de la autoridad federal y la política del gobierno capitalino. Coincido con las autoridades en que frente a la duda hay que extremar las precauciones. Si poco sabemos de la capacidad mortífera del bicho, mejor excederse en la precaución y no en la indolencia.

Vale reconocer el esfuerzo comunicativo. Los dos gobiernos se han empeñado en hablar con la prensa regularmente. El presidente y el alcalde de la ciudad han tomado la crisis por los cuernos. No han rehuido a la prensa y han encarado las cámaras en repetidas ocasiones. Se percibe un intento por llenar con información y datos la preocupación colectiva y la decisión de hacer públicos los datos con los que cuenta la autoridad. Pero también hay que decir que esa política no ha sido del todo exitosa. Sobre todo en su principal objetivo: explicar la cordura de una serie de medidas que tienen paralizado al país y que repercutirán sin duda en su futuro inmediato. En nada ha ayudado el desaseo de los números que ha escupido el gobierno. Los números son esenciales porque son el único mecanismo para cuantificar el riesgo y también para percatarse del agravamiento o alivio de la crisis. Las autoridades sanitarias no han sido capaces de ofrecer un parámetro para ponderar el peligro que corremos. Han jugado con cifras que no han logrado precisar y han alimentado una confusión que a ratos raya en la histeria y a ratos topa con incredulidad. Para algunos se trata de una infección que puede arrasar con México, para otros de un engaño, una conspiración multinacional para promover los intereses de las farmacéuticas. Por supuesto: habrá siempre incrédulos e hipocondríacos, pero al gobierno en una crisis le corresponde asentar un piso de sensatez común que no ha podido establecer.

Desde los anteojos de este ignorante, la epidemia ha sido bastante inocua. Me encuentro dispuesto a reconocer que su suavidad se debe a la reacción oportuna y enérgica de las autoridades. Pero ni siquiera en los momentos de mayor dramatismo los datos que comunicaban las autoridades daban cuenta de una epidemia devastadora. La conglomeración humana más grande del planeta apenas ha registrado un manojo de muertes. En el país, apenas unos cuantos decesos más. No se reportaron casos que dieran idea de una potencia infecciosa desconocida: familias enteras que mueren por el virus; centros de trabajo que están contagiados en un alto porcentaje; barrios contaminados en su totalidad. Nada, pues, que pintara una crisis sanitaria catastrófica. Nada de eso se ha visto. No hay un virus regando muerte en el país, que esté asolando pueblos enteros, que arrase con familias y barrios. Desde el mismo mirador de mi ignorancia me atrevo a decir que la desproporción de la reacción oficial ha sido inmensa.

Me atrevo a decirlo también porque mi ignorancia recaba algo de información. Ha visto que en Estados Unidos, donde ya se han presentado un número significativo de contagios, la inquietud ha sido enorme pero la respuesta gubernamental no ha estado ni siquiera cerca de la histérica reacción mexicana. Si se detectaron casos en una escuela se decidió cerrar esa escuela. No se detuvo todo el sistema educativo, ni se interrumpió la actividad productiva del país. No me atrevo a condenar la respuesta gubernamental. Simplemente me pregunto si la respuesta fue equilibrada. Espero aún la explicación gubernamental que justifique la manera en que ha enfrentado esta crisis. Celebro, por supuesto, que no hayan cerrado los ojos pero, ¿ésta era la única manera de enfrentar el problema?

Escribo esto porque, si en una fría contabilidad nacional la infección ha sido casi inofensiva, en otro sentido el virus ha sido terriblemente devastador. El virus ha dado el golpe más severo a la imagen internacional de México. Un país que era ya visto como el territorio de bandoleros sanguinarios, es ahora retratado como fuente de contagios para el planeta. Hace una semana, desde fuera se veía el país como un lugar inseguro. Ahora, además de inseguro, insalubre. El bicho se irá, pero la imagen del país tardará años en limpiarse. Y afuera la queja puede ser la inversa: el gobierno mexicano no sobreactuó, intervino tarde.

EN SÁBADO, UNA SEMANA DESPUÉS

por Josué Ramírez

La tarde del sábado 2 de mayo, caminé con mi hijo Matías, su padrino Axel y el hermano de mi compadre con sus dos hijos por la sierra del Tepozteco. Vimos la pirámide dos riscos más al norte de donde se encuentra ubicada, sobrevolada por un cuarteto de zopilotes lustrosamente negros. Uno de los temas que conversamos todos fue sobre la influenza. Los niños atentos a lo que los adultos decimos y atentos a sus propios estornudos, toses, temperaturas. Ahora nos cuidamos más a nosotros mismos que como habitualmente lo hacemos. La información seria, la generada por las autoridades sanitarias, la de los especialistas, está al alcance de todos. Hay escritores que sin ser especialistas han escrito crónicas, reflexiones que van del pasmo a la crítica, de la recomendación de una lectura en específico a la evocación de otro momento histórico análogo al que pasamos ahora. Artistas corrosivos los hay que con humor negro expresan su crítica, exhibiendo y reconfirmando que ellos no le creen nada al Estado ni a las autoridades sanitarias. También he leído francas manifestaciones de estupidez, pero tampoco tengo tanto tiempo como para sumarme a esos delirios. Hay trabajos periodísticos bastante fuertes que desmienten a los ignorantes como a los que saben y exageran su decir. Hace una semana sentía que las cuerdas emocionales más tensas eran el miedo y la tristeza, ahora esas cuerdas son otras: la incertidumbre y el desasosiego. Incertidumbre de empezar a vivir un siglo caracterizado por la cultura de la prevención (acompañada, desde luego, del prejuicio y del abuso) y desasosiego porque ya de por sí la vida a la mayoría se le presenta como adversidad. Más que conquistar se sobrevive. Los pronósticos de vida no son alentadores para un espíritu atormentado y son una alucinación a modo para los enajenados que ven en las catástrofes los escenarios propicios de su cultura cinéfila. La realidad nos desenmascara. Y buscar destacar en este momento, o resulta de una vocación de servicio o bien exhibe el narcisismo con que se sella lo que hacemos, no para los otros, sino para que los otros nos vean. Los cuatro zopilotes que sobrevolaban la pirámide no simbolizaban Apocalipsis ninguna, ni quitarnos el cubre bocas bajo aquel cielo significó dejar de estar conscientes que estamos en un periodo de prevención sanitaria a nivel social. De vuelta al DF recordaba la compleja trama que implica pensar en la muerte en México (de los aztecas a la colonia, de las revoluciones a la guerra contra las drogas) y cómo estadísticamente son menos los muertos por influenza que los decapitados… La muerte como espectáculo despierta el morbo, sin duda; la incertidumbre y el desasosiego que desata esta circunstancia implican otra manera de enfrentar la adversidad. Seguridad y firmeza.

domingo, 3 de mayo de 2009

A PROPÓSITO DE LOS RUMORES SOBRE TERRORISMO BIOLÓGICO

... aquí un documento de diciembre 2008 preparado para George W. Bush sobre los riesgos del terrorismo internacional... sin afán de alarmar innecesariamente a nadie, el desarrollo de unas 100 páginas no carece de interés en la actual coyuntura... Para acceder al documento en formato PDF, pulse la siguiente liga:

WORLD AT RISK
The Report of the Commission on the Prevention
of WMD Proliferation and Terrorism

EL H1N1 MIDE LA DESIGUALDAD MUNDIAL

Los países en vías de desarrollo sufrirán más la pandemia
EL PAÍS, JAVIER LAFUENTE - Madrid - 04/05/2009

Hay algo que se ha propagado en todo el mundo mucho más rápido que el virus H1N1: las dudas, las incógnitas. De todo tipo. Una de ellas es saber si el mundo está preparado para una pandemia. En general, se cumplirá lo obvio: los países ricos encaran mejor esta crisis.

Hay algo que se ha propagado en todo el mundo mucho más rápido que el virus H1N1: las dudas, las incógnitas. De todo tipo. Una de ellas es saber si el mundo está preparado para una pandemia. En general, se cumplirá lo obvio: los países ricos encaran mejor esta crisis. Sin embargo, el caso de México, y en menor medida, de momento, de algunas economías potentes de Asia, evidencia que hay que profundizar mucho aún en mejorar la cultura sanitaria de las zonas más desiguales.
El trabajo realizado entre 2003 y 2005 tras la amenaza de una pandemia por la gripe aviar ha visto sus frutos cinco años después. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció las líneas básicas a partir de las cuales había que proceder. Los países que las siguieron cuentan con protocolos para actuar en estos casos. Una preparación, sin embargo, que sigue faltando en el Tercer Mundo y en países en vías de desarrollo. O peor, que aun teniendo esa disposición, no cuentan con un sistema sanitario capaz de abordar la pandemia.

El pasado jueves, el diario The Wall Street Journal aseguraba que, en términos materiales, Reino Unido es uno de los países mejor preparados para afrontar la pandemia. En conjunto, cuentan con antivirales suficientes para llegar a tratar a 33 millones de personas, un 54% de la población. También Francia cuenta con reservas para atender a un porcentaje similar de la población. La ministra de Sanidad española, Trinidad Jiménez, confirmó que España cuenta con una provisión de 10 millones de antivirales. En Asia, es Japón, con un almacenamiento de medicamentos suficiente para tratar a un 24% de la población, el país que encabeza la lista. Aun así, expertos consultados creen que si la virulencia del virus fuese a más, incluso los sistemas sanitarios de los países más desarrollados podrían ser insuficientes e ineficaces.

La cuestión no es, por tanto, quién tiene más o menos antivirales, que también. "El número de existencias no es necesariamente equivalente al grado de preparación", advierte la española María Neira, directora del Programa de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS. India, por ejemplo, podría llegar a tener una capacidad económica suficiente para hacer frente a la pandemia, pero carece de infraestructura para atender a millones de personas.

Algunos países de Asia, los del África subsahariana y ciertos grupos de población en América Latina serán los más afectados. Ayer, el Gobierno colombiano confirmaba el primer caso de un afectado en América del Sur.

En esta zona geográfica, la más desigual del mundo, algunos países de la región han dado o puede dar una respuesta rápida y eficaz a una situación como la vivida. Aun así, pocos Gobiernos han hecho públicas sus reservas de antivirales. "No tienen lo que ofrecen. Sólo dicen que es suficiente para tranquilizar a la población, pero están jugando a golpes de suerte. Es muy grave", opina Rafael Orihuela, ex ministro de Salud de Venezuela, experto en medicina preventiva.

Centroamérica, por su cercanía con México y porque suele afrontar en mayo épocas de lluvias torrenciales, teme lo que pueda venir. En Nicaragua, donde el 60% de la población no tiene acceso al agua potable y muchas familias viven hacinadas, las alarmas saltaron desde el primer momento. El país es un claro ejemplo de lo devastador que puede ser que el virus llegue a lugares pobres. Su presidente, Daniel Ortega, ha admitido que sólo tienen tratamiento para 3.000 personas. Silvio Morales, experto en epidemiología y director de un hospital de Managua, asegura que si el virus se propagase, al menos un 20% de los afectados tendría que ser hospitalizado, creando una espiral peligrosa: la capacidad de los hospitales se desbordaría y el número de muertes se dispararía. "Europa nos puede mandar antivirales, material médico... se lo agradecemos eternamente, pero no nos engañemos, ése no es el problema. Transformar la educación sanitaria es una cuestión cultural".

En el caso de España, la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) no prevé de momento ayuda estratégica, es decir, enviar profesionales a las partes del mundo que lo necesitan. "No lo barajamos, pero no lo descartamos; estamos a la espera", explica Elena Madrazo, directora de la AECID. Hasta ahora, España ha enviado a México 65.000 mascarillas y 6.000 gafas de protección individual. Además, se ha dado el visto bueno a una partida de 80.000 euros solicitada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). "No hay un límite establecido para la cooperación", recalca Madrazo.

Aunque todavía no se ha registrado ningún posible caso de nueva gripe, el continente africano es el más vulnerable. Por eso algunos países han tomado medidas preventivas muy radicales. Egipto, por ejemplo, ha ordenado sacrificar todos los cerdos, una decisión que ha acarreado graves disturbios en ciudades como El Cario. En África, la oficina regional de la OMS cuenta aproximadamente con un millón de tratamientos, aunque se da por descontado que, de llegar el virus, habrá que recurrir a las reservas de los países más desarrollados. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha pedido que se ponga énfasis en aquellas personas que ya de por sí padecen alguna enfermedad -desnutrición, malaria-, ya que serían los primeros afectados.

Que el virus mute y tenga una virulencia mayor es el peor escenario posible. "No es momento de predicciones. Hay que trabajar con distintos escenarios, sí, pero con precaución y evitando especulaciones", pide María Neira.

ENTREVISTA CON LA DIRECTORA DE LA OMS

ENTREVISTA: Alerta sanitaria MARGARET CHAN Directora general de la Organización Mundial de la Salud
EL PAÍS

"Los virus de la gripe son tramposos, no hay que confiarse"
EMILIO DE BENITO (ENVIADO ESPECIAL) - Ginebra - 04/05/2009

Espera al periodista a la puerta del ascensor y le saluda juntando las manos e inclinando la cabeza. ¿Es por miedo a la gripe porcina? "No, es que así lo hacemos en mi país. Además, los dos estamos sanos, así que no habría problema porque nos diéramos la mano, ¿no?". Margaret Chan lleva tres años al frente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero, puntualiza, "30 en temas de salud pública", en Hong Kong, la ciudad en la que nació hace 61 años, "casi 62", revela.

No es la primera vez que Chan se enfrenta a virus emergentes de gripe. En 1997 frenó en seco un brote del H5N1, el que luego reapareció en 2003 en Vietnam y originó la epidemia de gripe aviar que todavía colea. "Tuve que tomar decisiones muy duras. Era un nuevo virus y coincidió con nuestra temporada de gripe estacional. Pero ordené el sacrificio de un millón y medio de aves y no dejé que se mezclaran los dos tipos de virus". A pesar de su expeditiva actuación, que le dio fama de persona dura -ella prefiere decir que se hizo conocida porque no le costaba tomar decisiones-, aquel brote se saldó con 18 personas enfermas, de las que murieron seis. "Pero lo contuve", añade orgullosa.

La amenaza actual es diferente. En plena crisis, y aunque ayer fue un día sin grandes novedades en la evolución mundial del brote, Chan recibe a EL PAÍS en su despacho de la OMS, en el emblemático edificio de Ginebra, poco concurrido por ser domingo. La directora general repasa la situación y la actuación de las autoridades sanitarias mundiales ante esta nueva epidemia.
Pregunta. Suiza ha confirmado ya un caso de gripe H1N1 en humanos. Algunas personas en el aeropuerto usaban mascarillas esta mañana, pero no he visto a ninguna que las lleve en la sede de la OMS. ¿Ha dado alguna orden al respecto?

Respuesta. No, en absoluto. Las mascarillas son útiles en unos casos, e innecesarias en otros. Por ejemplo, si a alguien le moquea la nariz o tiene tos, es bueno, y hasta ético, que lleve. Cuando se visitan hospitales, o alguien de tu familia está enfermo, usar mascarilla puede ser muy adecuado. Pero en otras circunstancias, no hacen falta. No quiero enviar un mensaje de que usar mascarillas es inadecuado. Los individuos deben ser capaces de tomar la mejor decisión.

P. Ha pasado poco más de una semana desde que se descubriera el nuevo virus de la gripe. En una escala de uno a diez, ¿cómo está de preocupada?

R. Es difícil de cuantificar, pero hay algo que hay que dejar claro. Cada vez que vemos un nuevo virus que causa un brote, las autoridades sanitarias tienen que estar muy preocupadas. Y por eso, todos los países con los que he hablado, y por supuesto la OMS, nos estamos tomando esta situación muy en serio. Porque cada nueva enfermedad es, por definición, impredecible. Da sorpresas, y tenemos que demostrar nuestra determinación a tomar medidas para que la vida de las personas quede protegida.

P. Hay críticos que dicen que la OMS, los Gobiernos e incluso los medios de comunicación han sobreactuado en esta crisis. Que se está exagerando lo que, de momento, no es más que una gripe. Nueva, pero perteneciente a una familia de virus con la que los humanos han convivido durante casi 3.000 años.

R. Eso es comprensible. Siempre que hay un brote de una nueva enfermedad hay dos grupos de comentarios. Unos dicen que se está haciendo muy poco y muy tarde. Y otras personas dicen que se está exagerando.

P. ¿Y usted, qué opina?

R. Hemos aprendido del SARS
[síndrome agudo respiratorio grave, también llamado al principio neumonía asiática] en 2003 y del H5N1 [que causa la gripe aviar] en los últimos años, que ambos son amenazas para la gente. Fíjese en el H5N1: ha demostrado que tiene una capacidad letal del 50%, es decir, que la mitad de las personas que se infectan, mueren. Y el SARS se expandió rápidamente por el mundo y causó un enorme miedo, angustia, y también unos daños económicos muy importantes. Por eso digo que cada nueva enfermedad debe ser tratada con energía y que nunca debemos darle cancha. Porque es verdad que en este momento, este virus está siendo leve en la mayoría de los países, pero todavía no hemos visto todo el espectro de la enfermedad. Cuando sólo tenemos unos pocos casos, no podemos decir qué dirección va a tomar.

P. ¿Ni aventurarse a predecirlo?

R. Ahora que ya estamos viendo un número de casos en México y en Estados Unidos, estamos enfrentándonos a muchos leves, algunos graves e incluso a unas cuantas muertes. Estamos en una fase muy temprana de esta nueva enfermedad, y por eso lo que digo es que nuestra obligación es mantener la atención, no perderle ojo y no dejar que se nos escape nada. Si tomamos la pandemia de 1918, empezó también como una enfermedad muy leve, y tuvo un periodo de calma en el que parecía que se había retirado. Pero volvió y causó millones de muertos y enfermos. Y esto es algo que quiero destacar: los virus de la gripe son muy impredecibles, muy tramposos. No debemos confiarnos. En los últimos años hemos hecho mucha preparación. Estamos a kilómetros a distancia de los que estábamos hace cinco años, pero también nos falta un gran trecho por recorrer.

P. Parece que la situación en los últimos días se ha estabilizado. Sigue el goteo de nuevos casos y nuevos países, pero dentro de las pautas que parecían preestablecidas. Todavía no han detectado apenas casos en los países del sur, quitando los cuatro de Nueva Zelanda. ¿A qué se debe?

R. Nadie tiene la respuesta a esto, pero no es irracional decir que puede deberse a que el virus no haya llegado todavía a esos países o a que, si ha llegado, no se ha detectado. Pero no debemos olvidar que en los países del hemisferio Sur está entrando el invierno, y ésta es una estación en la que se producen picos de gripe estacional. Y tenemos que ser muy cuidadosos. Nadie puede predecir ni decir ahora qué va a pasar cuando los países del Sur tengan picos de gripe, y ésta nueva llegue -y lo va a hacer sin lugar a dudas-. Nadie lo sabe. Porque en el Norte hemos visto pocos casos, casos leves, pero no podemos cerrar nuestros ojos. El mundo está tan conectado que sabemos que va a pasar algo, pero no el qué.

P. Dice que va a llegar al Sur, pero hasta ahora, fuera de México, esta gripe se comporta, sobre todo, como una enfermedad de turistas. Fuera de México casi no hay transmisión entre personas.

R. Los tenemos en Estados Unidos y Canadá. Está el del chico español que se infectó porque su novia había viajado a México. Y también los hemos visto en Reino Unido y otros países donde ha habido contagios entre miembros de una misma familia o entre amigos. La gente ya está informando de que tienen los síntomas de la enfermedad aunque no hayan viajado a México. Es verdad que en un número pequeño, pero por eso digo que todavía no hemos visto toda la situación ni tenemos un cuadro completo de lo que está pasando. La situación está evolucionando y el virus está cambiando.

P. Usted que ha sido la máxima responsable del Departamento de Salud de Hong Kong, ¿cree que la actuación de las autoridades decretando la cuarentena para todos los inquilinos de un hotel porque hay un caso de la nueva gripe es proporcionada?

R. Cada país es un caso y toma sus propias decisiones. También en el caso de Nueva Zelanda se
puso en cuarentena a los acompañantes de las personas que han resultado infectadas. Hong Kong es una comunidad que tiene una elevadísima densidad de población, y es un nudo internacional de las comunicaciones. Si a estas personas que han estado en contacto con ese hombre que estaba infectado se las deja viajar sin más, y todo va bien, nadie va a protestar. Pero si sucede algo, la gente va a empezar a criticar a las autoridades y a decir que Hong Kong no ha hecho lo que tenía que hacer. A menudo es muy fácil para la gente criticar que se ha actuado demasiado pronto, demasiado tarde, que se ha sido muy estricto o se ha sido muy laxo. Pero tenemos que entender la presión que sufre cada país, cada autoridad sanitaria, y yo creo que Hong Kong ha actuado de una manera rápida y adecuada a las características de la ciudad.

P. ¿No les habrán pesado demasiado las críticas recibidas cuando usted estaba ahí y se les acusó de ocultar los casos de SARS?

R. Las personas que estaban ahí cuando el SARS son extremadamente conscientes y cautas. Canadá, que también fue afectada, actuó muy deprisa. También lo fue Hong Kong, y el resultado es que están mucho mejor preparados y son mucho más diligentes a la hora de informar a la OMS de sus posibles casos. Hemos aprendido que lo mejor es la transparencia.

P. ¿Cree que hubieran sido menos criticados si no hubieran pasado tan rápidamente del nivel de alerta 3 al 5? ¿No ha podido eso enviar un mensaje muy catastrofista?

R. En este momento, estamos todavía en fase 5. Y mucha gente tiene muchas ideas equivocadas acerca de lo que significará el nivel 6, cuando se decrete. Muchos creen que entonces habrá muchísimos enfermos y que todos morirán, y que todos los países estarán afectados. Y eso no es así, porque la característica de esta enfermedad es que va por oleadas. La fase 6 no quiere decir que todos los países se afectarán a la vez, ni que todas las personas enfermarán y morirán. Ni siquiera en los países que tengan brotes todas las personas se infectarán. Así que no debemos transmitir mensajes erróneos que causen miedo, preocupación o ansiedad. No debemos interferir
de manera innecesaria en la vida de la gente.

P. ¿Cuál será la diferencia de la fase 6 con la actual?

R. El estado pandémico es una advertencia, una señal a todas las autoridades sanitarias del mundo para que inicien actuaciones, aumenten la vigilancia y tomen medidas para proteger a su población. El nivel 6 no quiere decir, en absoluto, que nos acercamos al fin del mundo. Es importante aclarar esto, porque si no, cuando anunciemos el nivel 6, causaremos un pánico innecesario.

P. ¿Cuál es el término medio?

R. Eso no quiere decir que no nos lo tomemos en serio. Está bien que la gente se ponga nerviosa y se preocupe, porque cuando se ponen nerviosos y se preocupan, se cuidan más.

P. Hablando de mensajes alarmistas, ¿qué le parece el anuncio del Centro de Control de Enfermedades de la UE de que un 40% de la población se infectará por el virus?

R. En la OMS no estamos para hacer adivinaciones. Después de 30 años tengo alguna experiencia con virus emergentes y le puedo decir que cada uno es diferente. Es demasiado pronto para hacer predicciones.

P. ¿Le preocupa que el virus haya llegado al sureste asiático y pueda recombinarse con otros, como el de la gripe aviar?

R. Desde luego. Los virus de la gripe son promiscuos, y cualquier oportunidad que tengan para mezclarse con otros e intercambiar genes, la aprovecharán. Por eso estamos tan pendientes del sureste asiático y del hemisferio Sur en general. No hay que darle al H1N1 la oportunidad de mezclarse con otros virus. Por eso estamos en alerta.

P. Se compara siempre esta posible pandemia con las anteriores. Después de lo que me ha dicho, ¿tiene sentido?

R. La última pandemia ocurrió hace 40 años. Entonces no teníamos tanta población mayor, ni VIH, ni tanta diabetes, hipertensión o cáncer. Hasta ahora, el virus está resultando suave, pero hay que tener cuidado por si se llega a poblaciones con las características que acabo de mencionar. Ahora hay más tuberculosis, más malaria. No sabemos qué puede resultar de su combinación con esas enfermedades. Y eso no afecta sólo a los países africanos. En el Norte también hay diabetes e hipertensión. Es una enfermedad nueva que merece toda nuestra atención.

P. ¿Hay otros grupos que sean claramente de riesgo?

R. En este caso estamos viendo muchos adultos jóvenes infectados, cuando lo normal es que la gripe infecte a mayores y niños. Por eso tenemos que vigilar. Es un modelo parecido al de la gripe de 1918, que empezó por jóvenes. Lo que no sabemos es si va a cambiar. Puede que en un mes este virus desaparezca, puede que se quede como está o puede que se agrave.

P ¿Cuál de las tres posibilidades le parece más posible?

R. Ya le he dicho que no hago predicciones.

P. Por último, usted tiene a su familia en Hong Kong. ¿Les ha aconsejado que se queden en casa o usen mascarillas?

R. Con mi marido y mi hijo no hablo de esto. Hay que ser coherente. Si quieren saber lo que tienen que hacer, pueden ver lo que digo en los medios de comunicación o consultar la página de la OMS en Internet.

LA GLOBALIZACIÓN DE LAS PLAGAS

MOISÉS NAÍM 03/05/2009
EL PAÍS

Si todo va bien, medio millón de personas van a morir de gripe este año. Y entre tres y cinco millones más se van a enfermar gravemente en todo el mundo. Si todo va bien. Es decir, si no brota una epidemia de gripe viral más aguda de las que normalmente azotan al mundo con regularidad casi cronométrica.

Dos veces al año -una en cada hemisferio- surge una epidemia causada por virus que van mutando y adaptándose a cambios en su medio ambiente en una casi perfecta demostración de las teorías de Darwin. Así, en un año normal y tan sólo en Estados Unidos, 200.000 personas deben ser hospitalizadas y 36.000 pacientes fallecen a causa de las complicaciones causadas por el virus de moda ese año. En Europa, mueren 40.000 personas cada año.

Pero no todos los años son tan trágicamente normales. Entre 1918 y 1919, el virus de la influenza viajó por el planeta dejando 50 millones de muertos. El año 2003 también amenazaba con ser un año anormalmente peligroso para la salud humana: ya finalizando 2002 se detectó en Asia un brote viral que producía un síndrome agudo de insuficiencia respiratoria o SARS. Se tomaron todas las precauciones y, como suele suceder en estas situaciones, algunos países sufrieron más por las reacciones suscitadas que por la epidemia misma.

En abril de 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que, si bien el epicentro de la epidemia estaba en China, había detectado casos "exportados" a la ciudad de Toronto y recomendaba, por lo tanto, evitar viajes a esa ciudad. Los canadienses protestaron insistiendo en que no había razón para la alarma. La OMS retiró su recomendación de evitar viajes a Toronto seis días después de haberla emitido y, en efecto, no hubo en esa ciudad ningún brote significativo de SARS. Lamentablemente, ya era muy tarde. Toronto -un importante centro de convenciones y atracción turística- se convirtió por un tiempo en un destino intocable, lo que provocó muchos más daños que la epidemia de SARS. Al final, el SARS se cobró 774 víctimas en todo mundo, muchísimas menos que las muertes por accidentes automovilísticos.

Es aún temprano para saber si la actual epidemia de fiebre causada por el virus H1N1 tendrá efectos moderados como los del SARS o estallará convirtiéndose en una grave pandemia. Por ahora, sus efectos han sido limitados, pero nadie sabe cómo evolucionará y cuál será su impacto. Sin embargo, ya hay algunas cosas sobre esta crisis que sabemos. Es global, viaja rápido y sigue itinerarios de viaje muy sorprendentes. Está claro también que organismos multilaterales como la Organización Mundial de la Salud desempeñan un papel crítico e indispensable. Pero quizás lo más claro y doloroso que ya sabemos es que para ciertos países, como México, los efectos económicos y sociales del H1N1 ya son devastadores. De nuevo -y como en Toronto- la reacción mundial a la epidemia ha tenido hasta ahora más impacto que la epidemia misma.

La economía mexicana se verá muy afectada por el daño que el brote de la enfermedad ha causado a la imagen del país. En 2008, México atrajo a casi 23 millones de visitantes extranjeros, que le generaron 13.000 millones de dólares de ingresos. Más de dos millones de mexicanos tienen trabajo gracias al turismo, y la inversión en el sector es muy importante. Ya la violencia asociada al narcotráfico había ahuyentado a muchos turistas, y la epidemia profundizará esta tendencia. Además de la epidemia y la crisis del turismo México también sufre por la caída de sus exportaciones a raíz de la recesión mundial y la reducción de las remesas de los mexicanos en el exterior. No son las diez plagas de Egipto, pero casi.

Finalmente, la epidemia H1N1 sirve como muy buen recordatorio de lo simplista que es pensar en la globalización sólo como un fenómeno económico. Los flujos de comercio e inversión internacional han caído vertiginosamente, lo cual ha llevado a algunos a concluir que la globalización es una de las víctimas de la crisis económica mundial.

No hay duda de que ciertos aspectos de la globalización económica se han reducido por la crisis. Pero la globalización sigue su acelerada marcha, y la epidemia causada por el virus H1N1 es tan sólo un ejemplo de las muchas y complicadas maneras en las cuales, en el mundo de hoy, todos somos vecinos.

mnaim@elpais.es

LOS CRIADORES EGIPCIONES DE CERDOS SE ENFRENTAN A LA POLICÍA EN LAS CALLES DE EL CAIRO

EL PAÍS

Protestaban por el sacrificio de toda la cabaña porcina por parte de las autoridades con motivo de la gripe H1N1

AGENCIAS - El Cairo - 03/05/2009

Graves altercados se han producido hoy en Egipto entre la policía y criadores de cerdos que protestaban por el sacrificio de toda la cabaña porcina del país por motivo de la gripe H1N1
El pasado 29 de abril el gobierno egipcio decidió sacrificar los entre 300.000 y 400.000 cerdos que hay en el país como precaución ante el brote del virus H1N1, conocida en sus inicios como gripe porcina, pese a que tanto la OMS como la FAO aseguran que el consumo de carne de porcino es seguro y a que ningún caso de esta gripe se ha registrado por el momento en el país.
Los granjeros se han concentrado hoy en la barriada de Munshayat Naser de la capital egipcia para protestar contra esta medida. Los enfrentamientos entre la policía y los granjeros se ha saldada con 10 heridos y más de 15 detenidos.

Testigos han relatado como los vecinos de la barriada arrojaron cócteles molotov, y de hecho, en la zona podían apreciarse columnas de humo negro, aunque no ha habido confirmación oficial sobre el uso de estos artefactos. Un gran número de policías dotados con material antidisturbios ha acordonado la entrada al barrio para evitar el acceso a los numerosos periodistas congregados y a los curiosos.

Los criadores, en su mayoría de credo cristiano copto, viven entre montañas de basura, ya que también se dedican a la recogida de desperdicios.

Según la agencia de noticias estatal MENA, el sacrificio masivo de cerdos ha comenzado hoy en otras provincias del país. Los propietarios cobrarán por cada ejemplar 100 libras (unos 12 euros), y se quedarán con la carne y productos del animal, en caso de que esté libre de cualquier enfermedad. Por una hembra preñada recibirán 250 libras (unos 35 euros), aunque en todos los casos hay que descontar 15 libras (unos 2,5 euros) por la mano de obra en el matadero.
El matadero de El Basatin, cercano a la zona de las protestas, trabaja desde hace dos días al máximo de capacidad, con el sacrificio de unas 1.200 cabezas al día.

MÉXICO DESESTIMÓ ALERTA SOBRE INFLUENZA: OMS

Doris Gómora El Universal Domingo 03 de mayo de 2009

El 10 de abril de 2009, la Red Global de Inteligencia de Salud Pública envió un reporte sobre un rumor sobre un exacto síndrome en Veracruz

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que desde el 11 de abril alertó a México de casos inusuales de neumonía en Veracruz, pero que las autoridades mexicanas negaron que fuera una epidemia, indicó Michael Ryan, director de Alerta y Respuesta Global del organismo internacional.

Admitió que en México la propagación del virus podría durar más tiempo, pero que se debe tener mucho cuidado en determinar la severidad del mismo.
En conferencia de prensa, Ryan hizo un recuento cronológico de las comunicaciones entre el gobierno de México y la OMS desde el 11 de abril a la fecha, relacionadas con la influenza y la actual alerta sanitaria.

El 10 de abril de 2009, refirió, “la Red Global de Inteligencia de Salud Pública” envió un reporte sobre un rumor sobre un “exacto síndrome” en Veracruz, México, donde casos clínicos se habían registrado y la epidemia había desaparecido desde el 3 abril cuando había surgido, lo cual era inusual.

Entonces, dijo, el 11 de abril, la OMS pidió al gobierno de México investigar el caso y éste reportó que “el evento había terminado, nadie había muerto y que casos clínicos estaban en recuperación”.

Para el 12 de abril, añadió, la OMS ya tenía puesta la atención en México en la investigación de este evento, y el 16 de abril, reportes de medios de comunicación daban cuenta de casos de neumonía no específica, virus corona o gripe asiática, en Oaxaca.

El 17 de abril, la OMS pidió oficialmente al gobierno de México investigar el caso de la mujer de Oaxaca y éste respondió dos horas y media después diciendo que “no se trataba de una epidemia, sino de casos severos de neumonía y una mujer grave”.

Para el 19 de abril, agregó, se le notificó al gobierno de México de casos en California por lo que el 20 de abril se organizó una teleconferencia incluyendo al Centro de Control de Epidemias, y para el 22 de abril se reportaron casos severos de neumonía asociados con influenza, detalló.
“En México parece que la propagación del virus durará más tiempo”, expresó Ryan, pero agregó que se debe tener mucho cuidado en determinar la severidad del virus.

Crecen casos: OMS

Hasta ayer, la OMS informó que oficialmente tenía confirmados en laboratorio 658 casos de influenza A H1N1, en 16 países al sumarse pacientes de Corea y Costa Rica, en tanto que México encabeza la lista con 397 casos seguido de Estados Unidos con 160, pero aún no se determina el paso al nivel 6 de alerta internacional.

La OMS aún no integra el total de casos de influenza A H1N1 confirmados en laboratorio de México, e indicó que de las 17 muertes registradas 16 corresponden a México y uno a Estados Unidos.

En los casos confirmados en laboratorio, Canadá tiene 51; Reino Unido, 15; España, 13; Alemania, seis; Nueva Zelanda, cuatro; Israel, tres, y Francia, dos, mientras que Austria, China, Costa Rica, Dinamarca, Países Bajos, Corea del Sur y Suiza reportan un caso en sus repectivos territorios.

UN SERVICIO DE SALUD CÓMPLICE DEL VIRUS

El brote del H1N1 descubre las carencias de la sanidad de México - Ir al médico suele ser una pérdida de tiempo y dinero

EL PAÍS, PABLO ORDAZ - México - 03/05/2009

Hace dos días que la gripe no mata a nadie en México. Ya se sabe que las muertes confirmadas son 16, pero unas jornadas atrás -cuando el Gobierno barajaba una cifra de hasta 160 fallecimientos atribuibles al nuevo virus-, los periodistas preguntaban una y otra vez a cuanto responsable institucional se les ponía delante: ¿Por qué está muriendo gente en México y en otros países no? La respuesta siempre era la misma: "Porque los enfermos llegan tarde al hospital, cuando ya no se puede hacer nada por ellos". A los periodistas -también al que suscribe- se les olvidaba insistir con una pregunta capital: ¿y por qué llegan tarde?

Vaya por delante una pista. O mejor, dos. El caso de Manuel y el de Óscar. Manuel tiene 63 años. El martes día 21 de abril se sintió mal, con los síntomas de una gripe. El miércoles, empeoró. El jueves, ya estaba fatal. "Mi esposa me llevó con el doctor César Decanini, a su consultorio del Hospital Inglés. En cuanto me revisó, me dijo: yo creo que es influenza. Voy a buscar al especialista". Unos minutos más tarde, Manuel era sometido a pruebas de sangre, radiografías, tomografía, suero, medición de la capacidad respiratoria... "A las diez de la noche, el prestigiado médico neumólogo Eulo Lupi me informa que debo ser hospitalizado, que mi capacidad respiratoria está al 50% y que los pulmones se están deteriorando con rapidez. Por suerte, el doctor Decanini tenía en su consultorio una caja del antiviral indicado. Tomé la pastilla".
El segundo caso es el de Óscar. Cinco años y siete meses. El jueves 16 de abril, el niño se puso mal. Su madre lo llevó a la clínica 11 del Seguro Social. "No lo quisieron recibir", cuenta su tía, "porque no tenía fiebre. Nos dijeron que era una gripe normal". Por la tarde, Óscar empezó a vomitar y lo llevaron a otra clínica del Seguro Social. Tampoco lo atendieron. Al día siguiente, a las seis de la mañana, Óscar empezó a sufrir convulsiones y, entonces sí, lo ingresaron de urgencia. Cinco horas después el niño ya estaba muy grave con un cuadro de neumonía. Lo pasaron a un cuarto de Terapia Intensiva... junto con otros ocho niños.

Casi no es necesario decir que Manuel se salvó. Óscar, en cambio, murió a los nueve días de sentir los primeros síntomas, tras sufrir un calvario de hospital en hospital. Manuel es dirigente de un importante partido político, fue secretario (ministro) de Relaciones Exteriores, diputado federal y hasta candidato a la presidencia de la República. Óscar, en cambio, era el hijo menor de una familia sin recursos.

¿Quiere decir esto que en México están sobreviviendo los ricos y muriendo los pobres? No hay datos para responder con certeza a esa pregunta. Entre otras cosas, porque el Gobierno tiene guardada la lista de los 16 fallecidos en un cofre con siete cerrojos. Según el secretario de Salud, José Ángel Córdova, el mutismo sobre la identidad de las víctimas intenta evitar "la estigmatización" de sus familias. Pero lo que sí es incontestable es que fuera de México se están detectando muchos casos de influenza y, salvo en Estados Unidos -donde sí falleció un niño mexicano de 23 meses-, nadie ha muerto por el momento. Más allá del desenlace, lo que sí demuestran de forma muy gráfica los casos de Manuel y de Óscar es la forma del mexicano de enfrentarse a la enfermedad.

Durante los últimos días, inspectores de la Organización Mundial de la Salud han recorrido los estados de México donde se han producido casos de esta gripe -mortales o no- intentando descubrir algún común denominador entre las víctimas. No lo han encontrado de una forma determinante, aunque uno de ellos ofrece su sensación sobre el terreno. "Está muriendo gente pobre. ¿Por qué? Porque es la gente que está acostumbrada a ponerse enferma, a pasar gripes más o menos fuertes y no ir al médico. Si los mismos síntomas los tiene un soldado de una base americana, en 10 minutos está en la enfermería. Es una cuestión de costumbres sociales. La gente sabe que acercarse al médico cuesta dinero".

Hay una frase muy común en México entre las clases más humildes: "Tú te puedes sentir mal, pero no te puedes enfermar". La enfermedad es una ruina. Nadie va al médico a las primeras de cambio. Y, desde luego, nadie va al médico por una gripe más o menos fuerte. Ir al médico -salvo para las clases exclusivas que disponen de seguro médico y hospitales de lujo- supone casi siempre una pérdida considerable de tiempo y de dinero.

México ha crecido mucho en los últimos años y hasta se trata de tú a tú con los países más desarrollados del mundo. Pero ese estirón no está siendo homogéneo. Para desesperación de sus gobernantes y vergüenza de sus conciudadanos, la imagen que México está ofreciendo estos días al mundo es la de un gigante al que se le quedaron cortos los pantalones. Estos días de angustia están dejando al descubierto las pantorrillas del sistema. La guerra al narcotráfico dejó casi en el olvido que un 40% de sus 100 millones de habitantes vive en la pobreza absoluta. Y el brote de la gripe está poniendo al descubierto que el sistema de salud no está a la altura de las circunstancias.

¿Qué hace un mexicano cuando se siente enfermo? Lo que viene a continuación es la síntesis de un sondeo realizado entre vecinos del Distrito Federal con distintos niveles de ingresos. Lo primero que hace, coinciden todos, es aguantar. A ver si se pasa la fiebre, a ver si con un vaso de leche caliente y una buena cura de sueño... Lo siguiente es acudir a la farmacia.
La cuestión farmacéutica merecería capítulo aparte. Los medicamentos en México son más caros que en Europa y que en la mayoría de los países de su entorno, pero tienen una.. ¿ventaja?: se venden sin receta en cualquier esquina. Hay cadenas de farmacias que están abiertas a todas horas. Y disponen de todo. Desde ansiolíticos hasta Viagra. Para fomentar el consumo de sus productos, los dependientes ofrecen de vez en cuando muestras gratuitas a sus clientes. De la misma forma que en un supermercado se convida al cliente a una porción de queso manchego. Antes de que se asustaran por los crímenes del narcotráfico, los norteamericanos cruzaban la frontera en romería para abastecerse de toda clase de potingues.

La segunda opción -si el medicamento no ha hecho efecto-es mover "la palanca". La traducción al español peninsular sería "buscar un enchufe". El mexicano es experto en eso. No por afición, sino por necesidad. Una vez que se llega al consultorio o al hospital, y hasta cuando los casos son graves, es fundamental buscar a un amigo que agilice los trámites para ver al doctor.
Los mexicanos saben -y así lo atestiguan las encuestas- que sus médicos son buenos, incluso muy buenos, y que los hospitales del servicio sanitario disponen de instrumental moderno y eficaz, pero no suficiente. De hecho, el paciente tiene que pagar en muchos casos parte del tratamiento. "A mí me pasó el otro día", explica el padre de un muchacho que estuvo ingresado recientemente, "la atención fue muy buena, pero el hospital no disponía de determinadas medicinas que le hacían falta a mi hijo. Me dijeron que la única solución era que yo las consiguiera en el exterior. No se trataba de un caso de corrupción ni de negocio encubierto. Sencillamente, no disponían de ellas. Así que salí del hospital, fui a la farmacia de enfrente y las compré". En ocasiones, el paciente tiene que seguir idéntico método para conseguir las gasas que se van a usar en su operación y hasta la válvula que le van a implantar.

Un porcentaje considerable de médicos mexicanos trabaja media jornada en la sanidad privada -hospitales al nivel de los mejores de Estados Unidos o de Europa- y la otra media en la pública. "El sistema es perverso", admite uno de los doctores que practica el doblete, "pero funciona. A veces, a mi consulta del Seguro Social llega una persona con una dolencia determinada. Yo la atiendo, pero tanto esa persona como yo sabemos que, cuando salga de mi consulta, la próxima cita ya no se producirá hasta dentro de semanas o incluso meses. ¿La solución? Que la próxima cita sea en mi consulta privada. En el caso de que necesite ser intervenido quirúrgicamente, yo intentaré -si veo que esa persona no tiene los recursos suficientes- traspasarla de nuevo al sistema público, para que sea operada de forma gratuita...". El sistema está tan acostumbrado a funcionar con ese juego de palancas que los dos grandes servicios paralelos de salud -uno para los trabajadores comunes y otros para los funcionarios públicos- disponen de personas que facilitan el mecanismo a colectivos determinados como periodistas o políticos...

Todo iba funcionando gracias a un sistema de equilibrios fascinante -como tantas otras cosas en México- hasta que llegó la epidemia de gripe. Todo el mundo se percató de las graves fallas del sistema. Los laboratorios para analizar el virus no funcionaron y las muestras tuvieron que enviarse a Estados Unidos y Canadá. El Gobierno dispone de un millón de tratamientos antivirales, pero eso sólo supone que puede atender a un 1% de la población... El país que quería salir en la foto de los más grandes se ve obligado a reconocer que necesita con urgencia que el mundo le facilite millones de dosis de antivirales, 200 millones de mascarillas, cantidades ingentes de pañuelos desechables...

Desgraciadamente, en apenas dos semanas ha cambiado radicalmente la imagen de México en el mundo. De los abrazos con Barack Obama, el presidente Felipe Calderón ha pasado a estar prácticamente enclaustrado en su residencia oficial de Los Pinos. De su voluntad dependerá la fecha en que los 33 millones de estudiantes y los dos millones de profesores regresen a las aulas. Será una decisión complicada. Tan difícil que dicen que le provoca un gran malestar y arrebatos de mal genio. ¿Está el sistema de salud preparado para decirle al presidente de la República la fecha en que los niños mexicanos puedan volver seguros a la escuela?

sábado, 2 de mayo de 2009

IMMIGARION FOES LINK FLU TO MEXICAN THREAT CLAIMS

By JESSE WASHINGTON, AP National Writer Jesse Washington, Ap National Writer Sat May 2, 4:16 pm ET (YAHOO NEWS)


The swine flu virus has infected the immigration debate, with talk show comments like "fajita flu" and "illegal aliens are the carriers" drawing vehement protests from Hispanic advocates.
The volatile immigration issue had cooled off on talk shows and in the blogosphere as the presidential election and economic crisis unfolded. Now, some are using the spread of the virus to renew arguments that immigration from Mexico is a threat to America.

There have been no reports of swine flu leading to incidents of discrimination or profiling of Hispanics. But some Hispanics say racist anti-immigration rhetoric fueled the recent rise in hate crimes against Latinos, and they want to prevent another surge.

Since the virus began to spread, talk radio host Michael Savage has said the Mexican border should be closed immediately and that "illegal aliens are the carriers." Another radio personality, Neal Boortz, has suggested calling the virus the "fajita flu," and CNN's Lou Dobbs called it the "Mexican flu," according to the liberal watchdog group Media Matters.

Boston radio host Jay Severin was suspended indefinitely for calling Mexican immigrants "criminaliens" and emergency rooms "condos for Mexicans" during a discussion about swine flu. A member of a New York City commission on women's issues, Betsy Perry, apologized for blogging that Mexico might need to "get a grip on its banditos" and other flu-related remarks.
In an interview, Savage, who says he has a Ph.D in epidemiology and human nutrition from the University of California-Berkeley, said his remarks were based on science.

"The first rule of epidemiology is to find the epicenter of the disease and close it off," he said. "This has nothing to do with race and everything to do with epidemiology. Viruses do not
discriminate."

The World Health Organization does not recommend closing borders, saying that would have little effect, if any, on stopping the virus from spreading. President Barack Obama called the idea "closing the barn door after the horses are out."

What some call science, others call racism.

"Using fears over a serious and ongoing public health issue to demonize immigrants is incredibly low and incredibly cynical, not to mention completely unsubstantiated," said Sen. Robert Menendez, D-N.J. "Some of these comments are overtly racist and have no place in our public discourse."

Liany Arroyo, director of the National Council of La Raza's Institute for Hispanic Health, said some were trying to exploit the virus "as a mechanism to stir fear."

"This situation is not about immigration, it's about health," she said. "We're all in this together."
But fear is not a rational beast. History is rife with unfounded health scares, some as recent as the 1980s, when Haitians were banned from donating blood in the United States during the early stages of the AIDS epidemic.

So, for anyone who looks Mexican, today's casual cough can turn into humiliation.

In Wilmington, N.C., construction worker Juan Mendoza said he was "working for these rich people ... the other day, and they kept asking me and my co-worker if we were sick. It made me feel bad. Like it's our fault?"

Moises Fernandez, a Raleigh, N.C., resident originally from Tamaulipas, Mexico, said no Americans have openly offended him. "But I know what they're thinking," said the 24-year-old construction worker. "You can tell with how they look at you."

The immigration debate exploded in 2007 when President George W. Bush proposed an overhaul that would have legalized millions of illegal immigrants. Talk radio led the charge against the idea, calling it "amnesty," and the legislation failed to pass. Bush then increased border enforcement and workplace raids, further inflaming tension.

There were 830 Hispanic victims of hate crimes in 2007, the most recent year for which FBI statistics are available, up from 819 in 2006 and 595 in 2003. Hate-crime charges were filed in three recent high-profile killings of Latinos. That led to calls for a new federal law, and the House passed a bill last Wednesday.

Now, with Mexican drug violence seeping across the border, Obama backing a path to citizenship for the 12 million illegal immigrants, and the new swine flu, the ingredients for another explosion are assembled.

PANDEMIC PANDEMONIUM

Tomado de SALON.COM

We can let the mere idea of a possible swine flu plague create chaos, or we can settle down and fight it with vigilance and reason.
By Mary Beth Crain

May. 02, 2009

"Revelation," notes the historian Barbara Tuchman in her epic book "A Distant Mirror: The Calamitous 14th Century," "was the favorite guide to human affairs in the Middle Ages."
And the terrible predictions of Revelation seemed to have come to pass when, in 1347, a sinister, horrific malady began sweeping through Europe, cutting down nearly everyone in its ruthless path. In fact, the image of the Grim Reaper, a skeletal Death with a scythe, entered our iconography as a result of the most dreaded disease the world had ever known: the Black Plague. By the time it had done its dastardly work, the population of Europe had been so severely decimated that human life on every level, from personal and social to religious, political and economic, was forever altered.

The plague was so overwhelming and so relentless that medieval man had only one explanation for it: the wrath of God. It was compared to the biblical Great Flood and was seen as yet another attempt at divine housecleaning. People were convinced that, as in Noah's time, the human race was scheduled for destruction; more than one chronicler of the day sincerely believed that he was witnessing "the extermination of mankind."

But it was a more terrible extermination than any natural disaster. Victims were afflicted with horrible black swellings that oozed blood and pus, eventually dying -- within a few days -- from suffocation as a result of blood-filled lungs. And unlike the Great Flood, which came in one fell swoop and was gone, the Black Death was as mysterious as it was lethal. Nobody knew what caused it, nobody knew where it would next strike, nobody knew how to combat it. As a result, there was no time to marshal one's defenses. The plague was so deadly that people went to bed well, it was said, and died before waking, and doctors, infected at the bedside, would expire before their patients.

In Revelation, St. John predicted a plague that would cause "a third of the world" to perish. So medieval chroniclers assumed that this was the pestilence prophesied for the end of days, and proclaimed, without knowing actual figures, that "a third of the world has died."

They were not without reason in their assumptions; with actual mortality rates in villages, towns and cities ranging from 45 to 70 percent, life as anyone knew it literally stopped dead in its tracks. There was no food -- who was left to cut the wheat, mill the flour, bake the bread? Who was left to feed and milk the cows, butcher the cattle, tend to the horses? There was no work; every establishment was closed, its proprietors either dead or fled. There was no social life, for people feared each other most of all, as one's neighbor or family member might be the angel of death in disguise, carrying the disease to its next victim. Entire villages evaporated. "When the last survivors, too few to carry on, moved away," Tuchman notes, "a deserted village sank back into the wilderness and disappeared from the map altogether, leaving only a grass-covered
ghostly outline to show where mortals had once lived."

It surely seemed as though God intended to wipe all traces of sinning humankind from memory. As one medieval chronicler wrote, "And people said, and believed, 'This is the end of the world.'"

So. The world didn't end in 1347, or during the Great Plague of 1665, or in any of the other plague years. It didn't end in 1918, when the Spanish influenza pandemic, which operated in much the same way as the bubonic "yersenia pestis," went on a global killing spree that wiped out whole communities at record speed. It didn't end during the SARS panic of 2003, or with the avian flu scare in 2006. And chances are it won't end in 2009, with H1N1 stalking the earth.
In fact, with all the medical and technological advances in the 91 years since the 1918 global pandemic, we're considerably more prepared for this very moment -- the "next" pandemic that experts have been expecting for at least two decades. So, there's a good possibility that contraction of the H1N1 flu can be contained, and death tolls kept at a minimum. The point is, are we going to allow the very idea of a pandemic to create pandemonium? Or are we going to put on our thinking caps, settle down, and fight a "smart" war of vigilance and reason?
The word "pandemic" comes from the Greek "pandemos," meaning, "of all the people." It may not simply be coincidence that the word "pandemonium"-- uproar and noise -- comes right after it in the dictionary. Pandemonium was actually a literary location, chosen by Milton as the capital of hell in "Paradise Lost." Combine "of all the people" with the Greek "daemon" and you've got a chaotic situation instigated by evil spirits.

And how about the word "panic"? There's that "pan" again, although in this instance, it refers to that rambunctious Greek god Pan, whose chief talent seemed to be for creating fear and terror in lonely, isolated places. But while the word "pandemic" tends to push the panic button in most of us, it doesn't have to. At face value, a pandemic is only an epidemic over a large area. Not to be flippant with that "only," but as many medical experts have stressed in the past few weeks, a "pandemic" refers to the scope of a disease and not necessarily its severity.

If we look at what is actually happening, at this very moment, with H1N1, we have to admit not only that things are not all that bad, but also that they have, in many instances, been blown totally out of proportion. Just today, the Mexican government reported that the suspected confirmed cases of deaths in that country due to the disease are half of what the world had been led to believe and that the spread within the country has stabilized. So far, no one anywhere else has died, with the exception of the poor Houston toddler who contracted the virus in Mexico, and not everyone who is in close proximity to an infected person gets sick. And, those who do contract H1N1 tend to have mild symptoms that resolve themselves without prescription medications.

Sure, there are more than 100 confirmed cases of H1N1 throughout the U.S., and this number will undoubtedly have risen by the time this article is published. But in a population of more than 300 million, that's an awfully small segment to cause a pandemic of global hypertension, especially when the disease is in such a mild stage and is eminently treatable; the everyday flu strikes far more people; and most experts predict that this particular strain will soon be on the wane over the summer months, probably resurfacing with more virulence in the fall and winter. And by then we may have a vaccine to fight it, in addition to the antivirals that have so far been effective against it.

It sure doesn't help when people like Dr. Margaret Chan, the World Heath Organization's director-general, declare that "all of humanity is under threat," even though WHO's rationale is that this is just a warning to every country to step up preparedness, rather than a trumpet call to pestilential Armageddon. Which raises the question, is Chan simply being honest, practical and proactive? Or is she our modern-day Pan, striking terror in places both lonely and overpopulated throughout the globe?

I am no doctor, and am certainly not in a position to take on the World Health Organization or Chan, whose qualifications are exceedingly impressive and who understandably considers it her duty to keep the world informed of potential danger. But look what's going on: People are running out to get face masks that the experts tell us won't make a bit of difference. Countries are slaughtering pigs and banning pork products even though we know you can't get "swine" flu from eating pork. The talk radio fascists are having a field day, screaming that we're under a biological terror threat from Mexico. Hundreds of schools are closing because one student in a district tests positive for H1N1 and probably never even gets sick enough to go to the hospital -- all of which creates untold hardship on working families and is sending kids out on a big holiday to the malls, movie theaters and the other places they aren't supposed to be. I think it might be time to ask ourselves if we haven't gone just a little overboard.

Yes, this flu can, and probably will, return in six months, with or without a vengeance. Yes, many more people could die from it. But the worst hasn't happened yet, and as long as we wash our hands throughout the day, don't pick our noses, sneeze and cough in our elbow pits, take our Tamiflu and say our prayers, we just might come out alive. Provided we don't turn a pandemic into pandemonium.

-- By Mary Beth Crain



RECOMIENDA SRE NO VIAJAR A CHINA ANTE MEDIDAS RESTRICTIVAS

Gobierno Hong Kong confirma primer caso de nueva cepa influenza

Hong Kong impone cuarentena a 350 personas por gripe porcina

Prodigy/MSN

Sábado, 02 de mayo de 2009.- La secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, recomendó a los mexicanos eviten viajar a China hasta en tanto no se corrijan las medidas discriminatorias e injustificadas que ha aplicado ese país hacia los ciudadanos.

En conferencia de prensa la canciller informó que giró instrucciones precisas a las embajadas y consulados para que expresen su condena a acciones de este tipo, las cuales carecen de todo sustento.

La Canciller indicó que México ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para detener esta enfermedad. Asimismo señaló están tomando acciones como contactar a la organización mundial del comercio, y se está de cerca con la Organización Mundial de Salud para trabajar de manera conjunta.

Referente a casos a mexicanos en otros países, comentó que los casos de maltrato, -separando los casos dados en China-, han sido excepcionales, cuando ha habido posibilidad de contactar connacionales, quienes, dijo, están siendo examinados bajo condiciones aceptables con pleno respeto a su persona.

En China, informó, se han dado los únicos casos de mexicanos aislados. En este país se tiene reportados 71 casos detectados en diferentes puntos, y de acuerdo con la embajada de México en China, se está buscando el contacto con los mexicanos para saber en qué condiciones se encuentran.

Aseveró que en el caso del hotel aislado en Hong Kong los connacionales están dentro de lo que cabe en condiciones dignas, no han sido maltratados y con posibilidades de recibir visitas del cónsul.

La funcionaria federal apuntó que para evitar incidentes de discriminación se ha tratado de instrumentar medidas para que cuando va a llegar un vuelo con algún mexicano, se tenga a una persona del consulado en el aeropuerto para que sean tratados adecuadamente, esto a través de medidas de cooperación, y de existir un caso de alerta se atiendan adecuadamente.

LA OMS LIMITA A NORTEAMÉRICA LA EXTENSIÓN DE LA GRUPE H1N1

El organismo de la ONU sigue alertando del riesgo de pandemia a nivel mundial, y distribuye 2,4 millones de tratamientos antivirales en países pobres.- El total de infectados a nivel mundial asciende a 615.- España confirma dos nuevos casos en Valencia.- Hong Kong y Corea del Sur registran los dos primeros casos en Asia

ELPAÍS.com / AGENCIAS - Madrid / Ginebra - 02/05/2009

La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que no hay datos que indiquen un contagio sostenido de la gripe A (H1N1) fuera de Norteamérica, donde están los países más afectados. Esta condición es indispensable para plantear un posible incremento del nivel de alerta por pandemia.

"No tenemos evidencias de un contagio sostenido en comunidades fuera de Norteamérica", ha asegurado hoy Michael Ryan, director de alertas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero advirtiendo que "lo más grave es la posibilidad de pandamia", y ha llamado a continuar con "el trabajo coordinado" de todas las autoridades sanitarias. Los casos de afectados por la gripe H1N1 se han duplicado en las últimas horas, pasando de los 331, a los 615 en 15 países diferentes. El grueso se localiza en México (397), EE UU (160) y Canadá (55).

En su discurso semanal radiado, el presidente de los EE UU, Barack Obama se ha referido al brote de gripe, y ha anunciado que "como medida de precaución", pedirá al Congreso "1.500 millones de dólares si es necesario para dotarnos de antivirales adicionales, equipamiento de emergencia y el desarrollo de una vacuna que puede prevenir del virus asi como para preparamos para la próxima temporada de gripe en otoño". Obama ha alabado el trabajo realizado por la administración anterior, cuando en 2005 se hizo acopio en EE UU de antivirales ante la amenaza de la gripe, y ha transmitido a sus ciudadanos que las autoridades "están mejor preparados que nunca para enfrenterse a este desafío".

Para hacer frente a una extensión del virus, la OMS ha anunciado que distribuirá 2,4 millones de tratamientos antivirales contra la gripe A (el antiviral Tamiflu) en 72 países, "los más pobres y con las mayores necesidades", según Ryan.

En España, el Ministerio de Sanidad ha confirmado 20 casos tras aparecer cinco nuevos casos en Cataluña, aunque el número de sospechas ha bajado a 99. Ninguno de los casos registrados en España, sin embargo, reviste gravedad y están respondiendo bien al tratamiento que se les suministra. Además de Cataluña, que tiene 11 casos, hay otros tres en la Comunidad Valenciana, dos en Castilla-La Mancha, dos en Madrid, uno en Murcia y uno en el País Vasco.

Todos los casos confirmados, ha explicado Sanidad, salvo uno en Cataluña, corresponden a viajeros que recientemente han estado en México.

La OMS dobla las cifras de infectados

Desde el punto de vista global, el enorme aumento de las cifras de la OMS (de los 331 casos confirmados de ayer a los 615 de hoy) se debe a que el organismo siempre va por detrás de los diferentes países en el recuento, puesto que solo ofrece los datos confirmados al 100%. Lo mismo sucede en relación con las víctimas mortales: mientras que ayer el organismo dependiente de la ONU solo reconocía 9 defunciones, el nuevo balance ya reconoce 17. Estas se corresponden con las 16 de las que ya había informado ayer México y la única que se ha producido fuera de ese país, la de un niño mexicano que murió en Texas (EE UU) el pasado miércoles.
Mientras tanto, el goteo de casos de los que informan los organismos de salud de los diferentes países también sigue creciendo. Italia ha sido el último país en sumarse a la lista de los que cuentan con algún caso confirmado de infectados por el H1N1. Se trata de un paciente de la localidad de Massa (oeste del país) que ha dado positivo en las pruebas realizadas por el Instituto Superior de Sanidad, según recogen los medios italianos. En Israel, el Ministerio de Sanidad ha informado de que un hombre de 34 años que viajó recientemente a México es el tercer infectado por el virus en el país.

Sin embargo, en México, donde todavía quedan alrededor de 2.500 casos en observación, las autoridades del país han rebajado la cifra de muertes sospechosas de 176 a 101 tras recibir numerosos análisis negativos en las últimas 24 horas.

El virus llega a Asia

También hay ya constatación de que el virus H1N1 de la nueva gripe ha llegado a Asia. Si ayer Hong Kong detectaba el primer afectado en este continente, en la madrugada de este sábado (hora española) Corea del Sur ha confirmado otro dentro de sus fronteras. Se trata de una mujer de 51 años que había viajado recientemente a México, donde permaneció cerca de dos semanas en la capital. A su regreso acudió al hospital debido a los síntomas que padecía, que le hicieron sospechar que podría estar infectada por este virus. No obstante, la paciente ya no sufre síntoma alguno.

Llega a México el primer cargamento sanitario español para luchar contra la gripe
El embajador de España en México, Carmelo Angulo, ha hecho entrega hoy a la ministra de Asuntos Exteriores mexicana, Patricia Espinosa, del primer cargamento de material sanitario para luchar contra la gripe A, que ya ha contagiado al menos a 427 personas. Espinosa ha señalado que el destino final del cargamento son localidades marginales del Estado de México, estado que rodea a la capital, México DF.

Este primer cargamento, según ha explicado Angulo, incluye 63.000 mascarillas de protección, 6.000 gafas y 100 paquetes de autoprotección sanitaria para la Cruz Roja (mascarillas con válvula, mascarillas quirúrgicas, guantes, bolsas de basura, monos desechables y gafas químicas). El envío está valorado en 100.000 euros, y forma parte del paquete de ayuda valorado en un millón de euros que el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha comprometido a entregar a México.

Además, España ha activado el convenio que tiene con la Organización Panamericana de la Salud que implica financiar el desplazamiento a México de expertos internacionales que ayuden al diagnóstico y contención de la enfermedad, valorado en 80.000 euros.

Angulo ha querido además desdramatizar la situación en el país americano diciendo: "España es totalmente contraria a suspender vuelos desde y hacia México". Además, ha alabado las medidas emprendidas por las autoridades mexicanas. A pesar de esto, Angulo ha explicado que el número de turistas españoles presentes en México, que hace semanas alcanzaba los 4.000, se reducirá en los próximos días a unos centenares.

EL VIRUS LLEGÓ A MÉXICO PARA QUEDARSE; CONVIVAMOS CON ÉL

El Gobierno aprovecha el miedo a la gripe para promover la higiene
EL PAÍS, PABLO ORDAZ - México - 02/05/2009

La farmacia está en la esquina de la calle de Sonora. El dependiente es un tipo joven. Viste una bata blanca impoluta a juego con su sonrisa. ¿Tiene mascarillas?, le pregunta el reportero. "Claro que sí, de las azules", responde el muchacho mientras devuelve unas monedas de cambio a la cliente anterior.

La farmacia está en la esquina de la calle de Sonora. El dependiente es un tipo joven. Viste una bata blanca impoluta a juego con su sonrisa. ¿Tiene mascarillas?, le pregunta el reportero. "Claro que sí, de las azules", responde el muchacho mientras devuelve unas monedas de cambio a la cliente anterior. A continuación, agarra un lote de mascarillas para el reportero. Pero, antes de entregárselas, intenta introducirlas en una bolsa de plástico que no se abre. Para solucionar el trámite -con un gesto que parece habitual-, el mancebo de la calle de Sonora se lleva el dedo índice a la boca, se lo chupa a conciencia y así consigue, por fin, abrir la bolsa...

"El virus ha llegado para quedarse. Debemos aprender a convivir con él. Y para ello tendremos que aprender a cambiar algunas de nuestras malas costumbres". Lo explica, con una claridad meridiana, el doctor Kuri.

Pablo Kuri es médico, epidemiólogo, al parecer una celebridad en la materia. Estaba en París asistiendo a una reunión de expertos sobre la influenza cuando lo llamaron del Gobierno de México y le pidieron que regresara, que lo necesitaban. De la teoría pasó a la práctica en lo que dura un vuelo transoceánico. Ahora está aquí, todavía muerto de sueño, en medio de una ciudad en arresto domiciliario. El presidente Felipe Calderón pidió a la población el miércoles por la noche que se quedara en sus casas durante el largo puente de mayo. Y el milagro se hizo. Esta ciudad, habitualmente ruidosa, caótica, brava siempre, a ratos canalla, decidió regalarse -tal vez por primera vez en la historia- un retiro espiritual. Las calles desiertas del Distrito Federal pueden ser la metáfora de lo que tan bien explicó ayer Kuri. El día siguiente a la pandemia no puede ser igual que el día anterior.

La primera frase. "El virus llegó para quedarse". Un virus no es un terremoto. Sólo se parecen en que cuando llegan provocan muerte, desolación y miedo. Pero el terremoto pasa, la gente llora a sus muertos y reconstruye sus casas. El virus se queda. Por lo que se sabe hasta ahora, y a pesar de la alerta mundial, el nuevo virus de la influenza no tiene una marcada voluntad asesina. Según los últimos datos, el nuevo virus ha matado a 15 personas. Once de ellas en el Distrito Federal. Dos más en el Estado de México. Una más en Oaxaca y otra en Tlaxcala. De los fallecidos, 11 son mujeres y cuatro hombres. Nueve de los 15 muertos están entre los 21 y los 40 años. Si se tiene en cuenta que sólo en México mueren al año 11.000 personas por la influenza común, y que esa cifra sube en Estados Unidos hasta los 36.000, el nuevo virus asusta pero no arrasa. Al menos
por el momento.

Pero, además de los fallecidos, hay un buen número de afectados. ¿Cuántos? No se sabe. Tal vez nunca se sabrá, porque una parte de ellos acudieron a los hospitales y fueron tratados, pero otra parte -seguramente la más numerosa- pasó la influenza como una gripe normal. Incluso pudo transmitirla sin saber que lo estaba haciendo. Así que ante la amenaza del virus hay que portarse como trataban de inculcar los curas antiguos -tal vez los modernos también- a los niños asustados: "Tú no lo ves, pero Dios sí te ve a ti. Así que pórtate bien". O, según la expresión del doctor Kuri: "Debemos aprender a convivir con él".

Portarse bien, en estos casos, es lavarse las manos con frecuencia y adquirir unos hábitos higiénicos que no existen en muchos lugares de México. En el Distrito Federal, sin ir más lejos. Una estampa de la vida cotidiana de esta ciudad inabarcable son los puestos callejeros de tacos. La inmensa mayoría de los oficinistas de los edificios más exclusivos de la ciudad bajan a la hora del almuerzo -con sus trajes y sus corbatas- y se acomodan en una esquina de la calle, de pie o en una banqueta, para dar buena cuenta de la riquísima, aunque no demasiado salubre, comida callejera.

Porque, además, hay un dato extraño en toda la información que se procesa estos días. Los casos de influenza que se han reportado después de conocerse el brote de México pertenecen todos o casi todos al Primer Mundo. ¿Quiere decir esto que el virus de la influenza es un virus exquisito que sólo viaja en avión? Seguramente no. Cómo se preguntaba ayer Pablo Kuri: "¿Quién nos asegura que no se hayan dado ya casos en África?" ¿O quién puede asegurar que el virus -se puede añadir al planteamiento del doctor mexicano- no esté ya viajando hacia el sur y se disponga a entrar en Guatemala, donde las condiciones higiénicas y sanitarias son infinitamente peores que las de México?

El Gobierno de México, que por precaución mandó a sus casas a 33 millones de estudiantes, cerró todos los restaurantes del Distrito Federal y fue capaz de convencer a todo un país de vivir cuatro días entre cuatro paredes, diseña estos días la estrategia para volver a la normalidad. Si la curva de la infección y de la muerte sigue descendiendo, el regreso a la cotidianidad se irá haciendo de forma escalonada. Lo que Kuri desearía es que esta pesadilla sirviera para que México diese un paso adelante. Esta crisis acaba de demostrar que la mayor riqueza de este país no son sus pozos petrolíferos ni sus playas directamente importadas del paraíso, sino la calidad cívica de los mexicanos. Sólo falta que el mancebo de la calle Sonora deje de chuparse el dedo...

DISCRIMINACIÓN, ACTITUD ANORMAL: SSA

RUTH RODRÍGUEZ El Universal Ciudad de México Sábado 02 de mayo de 2009

José Ángel Córdova Villalobos, secretario de Salud, asegura que los estados deben intervenir y parar las discriminaciones hacia la población

José Ángel Córdova Villalobos, secretario de Salud, consideró como "actitudes absolutamente anormales" las discriminaciones a las que han sido objeto los mexicanos, no sólo en el extranjero, sino en el interior de la República sobre todo en el caso de los habitantes del Distrito Federal. Sobre esto último, dijo que son los estados que deben intervenir y parar las discriminaciones hacia la población.

"Son cosas que se dan, son cosas de la naturaleza humana, que son difíciles de entender", expresó el funcionario, quien informó que el número de casos de personas infectadas por este virus aumentó de 397 a 443, de los cuales 16 personas fallecieron; una de ellas, era una mujer embarazada de Tlaxcala que murió en Campeche.

También, dijo que el gobierno mexicano no inventó una epidemia de la influenza AN1H1, ni está sobreactuando por protagonismo. El funcionario explicó que si bien este virus no causa la muerte que ocasiona la diabetes y el cáncer, si causa una enfermedad potencialmente gravísima. "Y no lo decimos nosotros, ni es un invento nuestro, lo dice la Organización Mundial de la Salud; nosotros no le dijimos a la OMS reúne a tu comité de emergencia y ponnos en fase cinco", aseveró.

Dijo que son los gobiernos estatales los que deben intervenir y parar las discriminaciones hacia la población que vive en la Ciudad de México, y que es donde se ha presentado el mayor número de casos de influenza A N1H1, seguido del Estado de México.

Y puso como ejemplo, lo que sucedió en Chile, donde a los futbolistas mexicanos del club deportivo Guadalajara, los trataron de una manera no muy conveniente; "y al día siguiente el ministro de Salud de Chile me habló para pedirle unas disculpas al pueblo de México por lo ocurrido", recordó.

SWINE FLU: FIRST, SOW NO PANIC

NYT, May 3, 2009

By ELISABETH ROSENTHAL

Wash your hands.

I know this sounds silly, but it is far more effective at preventing flu than having a dose-pack of Tamiflu in the medicine chest. Take it from a doctor, mother and reporter who covered SARS as well as bird flu where they were most virulent.

In 2003, as SARS was spreading across Asia, I was posted in Beijing. Many families fled. My children’s school — the International School of Beijing — was one of the very few in the city to stay open, although my daughter’s class of 25 dwindled below 10. For the children who remained, the school instituted strict policies — the ones that schools promote all the time but never really enforce. For parents, the first was: Don’t send your child to school sick. For students, it was: Wash your hands frequently and thoroughly during the day — before meals, after recess. No one got SARS. But more than that, the stomach bugs and common colds that are the bane of elementary schools all over the world disappeared as well.

If hand-washing is the first lesson of the SARS epidemic to apply to today’s swine flu outbreak, the others are: Masks, the symbol of protection, are only rarely useful. And enjoy being outside; it’s not where you will get the flu.

I hate seeing pictures of people in Mexico riding bicycles and walking down the street in masks. Infectious diseases are not transmitted well outside and in sunlight. As a doctor and as a reporter, my cardinal rule is to interview sick people with infectious respiratory diseases — from garden-variety flu to tuberculosis to bird flu — in open spaces. That sometimes means an open-air hospital ward. So yes, avoid crowded, closed spaces in places where there may be danger.
Also, avoid touching things that lots of other people touch — door knobs and escalator handrails, for example — and then touching your nose or mouth. Having worked in an emergency room, I got into the habit.

Masks are for when you can’t avoid a closed space during a serious outbreak — when, say, you need to travel by a crowded bus or plane or subway. In 2003 I had a mask in my bag as I traveled to severely affected cities across Asia, but wore it only rarely. When transmitting an infectious disease through the air, a patient is generally sneezing or coughing. During the height of the SARS outbreak in China, if a nearby passenger exhibited symptoms, I moved to another part of the subway or plane.

I can tell you from my experience in Beijing that having an entire city of masked people is devastating to the social fabric. It is hard to have conversation through a mask — you can’t see smiles or frowns. Also, not all masks are equal. A good mask, well fitted and worn properly, is uncomfortable and hard to breathe through. And wearing a mask casually draped over your ears is more of a totem against disease than a scientifically valid form of protection.

In a normal season in the United States, tens of thousands of people die of complications of influenza. A baby’s death in Texas or the 200 people who have succumbed in Mexico are tragic cases, but not by themselves worrisome totals. They could even suggest that this strain of swine influenza is quite mild. We have no idea how many people came down with lesser infections — presumably a huge number — that went unrecorded by the public health system. More data is needed to sort this out.

Which is why public health officials are frantically performing contact tracing and surveillance to track where the outbreak is going. It is the best way to head off something worse and help society prepare. But watching them perform this important business should be reassuring, not a reason to panic.

Even with SARS, which had a high death rate (1,000 people died and about 8,000 fell ill), you could argue that the most profound consequences were economic. Panicked people canceled conferences and trips throughout the region for months afterward, devastating local economies.
Too little information as well as too much can be dangerous.

In 2003, China created panic by trying to cover up the SARS outbreak, denying at first that it had hit Beijing. The vacuum of good information led to wild rumors. The danger was everywhere and nowhere. People left Beijing and stayed away for months because they didn’t know if the risk was huge or small. I remember villages in the countryside setting up SARS screening programs. Villagers would stop cars and stick a thermometer in your mouth or behind your ear to gauge whether you were infected.

It was a great way to spread whatever was out there.

With swine flu, rightly and thankfully, we’re in full-disclosure mode. We get nearly minute-by-minute statistics. But people should understand exactly what information they are receiving. Potential pandemics make good headlines; hardworking scientists do not. People wearing masks make for great pictures; a school in Queens where children are returning to their classrooms does not.

As a physician, as a student of public health and even as a journalist, I cringe when I see the swine flu, or H1N1, called “the deadly virus.” Evidence to date does not suggest that it is any more deadly than the average flu. And there is this sentence that I have so often seen: The World Health Organization has not declared a pandemic yet. The sentence would be fine — and impart just as much known information without presuming what the future holds — if it dropped the final word, “yet.”

viernes, 1 de mayo de 2009

MEXICO'S FAST DIAGNOSIS

NYT

May 1, 2009
Op-Ed Contributor

By JULIO FRENK
Mexico City

EVERY year approximately 10,000 Mexicans die from the effects of seasonal flu. Usually they are the elderly and the very young, people whose immune systems are not robust enough to fight off the virus. But this year has been different. The Mexican disease surveillance system, a network of more than 11,000 hospitals, clinics and doctors’ offices, picked up a minor but troubling trend in April. Across this nation of 110 million people, a handful of young adults had apparently died from influenza. An immediate investigation led, within a few hectic weeks, to the isolation and full genetic sequencing of the microbe causing the illness. The experts’ worst fear was confirmed: it was a new kind of influenza virus.

Some have complained that the Mexican government did not act fast enough to identify this new bug and sound the alarm. But such criticism fails to take into account the real-life complexity of recognizing and responding to an unexpected public health emergency.

As a former minister of health for Mexico, I met with Mexican officials this week to consult with them on their response to the influenza, and I was impressed by how medical scientists in the country quickly perceived the unusual trend of illness against a background of standard flu and then analyzed the virus and alerted global health authorities. Their fast action gave other countries the warning they needed to screen for the new virus, which is why cases of swine flu have already been discovered in a dozen other countries — cases that might otherwise have long gone unnoticed.

The number of confirmed deaths in Mexico from this new virus is still uncertain and may be only several score. Further epidemiologic detective work will tell us whether the virus had been circulating throughout the seasonal flu period in Mexico, beginning as early as last fall, making thousands only mildly ill, and alerting us to its presence only with the unexpected deaths of young adults.

From the moment this so-called swine flu was identified, the Mexican government worked vigorously to contain the contagion — closing all schools across the country, limiting public gatherings and instructing people to wear masks and refrain from greetings involving physical contact. President Felipe Calderón himself led the response, underlining the seriousness of the situation, and that may explain why so many Mexicans have complied. Already, the number of deaths seems to be stabilizing, perhaps indicating that the first wave of this influenza has peaked.
It’s still not known why this flu seems to have been deadly only in Mexico. It stands to reason that for the entire winter flu season, Mexican doctors, not knowing that a new virus was afoot, saw any instances of it as ordinary seasonal flu, and thus did not give patients the antiviral drugs that could have saved their lives. These medicines are effective only if given within 48 hours of the onset of symptoms.

Like many other countries, Mexico had been preparing for an outbreak like this. The deadly 2003 epidemic of SARS and the 2005 outbreak of avian flu taught the world to expect that another microbial agent from animals would one day again infect humans. Over the past six years, Mexico bolstered its disease surveillance systems, built up public health laboratories, cooperated in developing international networks for information sharing and devised response plans. At the same time, the international community was stockpiling antiviral drugs, and scientists were improving their ability to understand new viruses. Most important, the World Health Organization’s International Health Regulations were written to hold countries accountable for monitoring disease outbreaks, publicly reporting all information and cooperating with other countries.

Since the 1980s, Mexico has been strengthening its epidemiologic intelligence service, in cooperation with the United States Centers for Disease Control and Prevention. Hundreds of Mexican doctors and other health professionals have received advanced training in epidemiology. In recent years, Mexico has worked with Canada, Japan, the United States and several European countries to establish the Global Health Security Action Group, a tight public health communications network. Unknown to most people, an army of epidemiologists operates around the clock to defend against microbial threats. Whether this system might have worked even more quickly in the present outbreak can be examined later; for now we must move forward with the knowledge we have in hand.

We don’t have a lot of time. Viruses are sensitive to seasonal temperature change, and this one, like the 1918 influenza, may reappear more robustly in the fall. It is critical to ascertain, from blood tests, the true number of swine flu cases worldwide, both mild and severe. Also, a sound epidemic curve needs to be established, which would reveal how the virus blossomed outward from initial cases and make it possible to quantify its transmissibility. And while we wait as much as six months for a vaccine to be readied, we need to pinpoint the best treatment strategies.
Sadly, it takes a cluster of casualties to alert the world that humans are once more under attack and that we need to marshal our scientific forces. This is, as it must be, a global challenge. With international cooperation, we have reason to hope that casualties will be fewer in this outbreak than they were in the last one, and fewer still when the inevitable next virus arises.

Julio Frenk, Mexico’s minister of health from 2000 to 2006, is the dean of the Harvard School of Public Health.

FOTOGRAFÍA CRISIS DE LA INFLUENZA

Otra convocatoria fundamental de Zonezero

MACS AND GOOGLE HELP TRACK SWINE FLU

(Tomado de MACSIMUMNEWS)

As Swine Flu continues to spread across the globe, scientists are working to stay one step ahead of it. Hoping to predict where it might turn up next, researchers are looking to the sky.

Researchers at Ohio State University can map the outbreak—to street level—and they can track cases overnight—and they’re doing it on Macs.“We use Macs to produce supraMap [shown below] mostly because of the fact that they have both a nice user interface and a Unix based operating system,” Dan Janies (pictured), PhD of Ohio State University, told Macsimum News. “We work both with graphics (Google Earth) and command line applications such as POY. And we couldn’t live without BBEdit and the Grab utility.”

Regarding the Swine Flu, it’s estimated two percent of the world’s population has moved to a new country in the last few years.

“That’s over 200 million people that have moved to a new location. So that means that these infections we’re talking about are global.” says Larry Schlesinger, PhD of the Ohio State University Medical Center.

The Swine Flu infections are serious. So serious, in fact, that Dr. Schlesinger started and continues to run a Mac-equipped center dedicated solely to finding and fighting them. From their laboratories at the Ohio State University Medical Center, over 50 scientists work on treatments for the next major outbreak—and while they never know if it will be tuberculosis, malaria or swine flu, they will know where to find it. Using computer programs, another group of scientists at Ohio State can map cases overnight—and even zoom in to street level to tell them who is infected – a tool which was used to track avian flu in 2007.

“I could tell you where it came from in the world and what mutations are specific to that lineage such that it can be diagnosed rapidly,” says Janies. “But diagnosing the disease is only half the battle—we also have to kill what causes it. The problem is that many infectious diseases have evolved and are now resistant to our drugs—which is why this team is constantly looking for new therapies.”

“You really don’t eradicate infectious diseases, you just tame them. And they keep re-emerging. And if we’re not smart, they’ll win the battle, not humans,” says Dr. Schlesinger.

ESTA GRIPE DURARÁ LO QUE DURE EN LOS INFORMATIVOS

Marc Siegel, especialista en gripe porcina; profesor de Medicina, Universidad de Nueva York

(tomado de: LA VANGUARDIA)

Tengo 52 años y he vivido y estudiado unas cuantas pandemias: esta es de las suaves. La gripe porcina este año es benigna en todas partes menos en los medios, que sí contagian una epidemia de miedo más virulenta que nunca. Soy judío. Tengo 3 hijos pequeños y ningún temor.
Hoy he llevado a mis tres hijos al cole como cada mañana y he notado que el conductor del autobús al que saludo cada día antes de que salga de ruta tenía ojeras y cara de preocupación...

...

... Me ha dicho que se sentía mal, que tenía miedo de tener la gripe porcina...

¿Qué le ha dicho usted?

¡Que, por Dios, se dejara de virus y cuidara de la vida de mis hijos descansando bien para conducir! Y que si yo tuviera la mínima duda sobre la posibilidad de un contagio, no dejaría que mis hijos fueran al colegio.

Un buen argumento.

El pobre hombre sufría hipocondría causada por los medios de comunicación y esa gripe del miedo me preocupa más que la porcina. Y la están alimentando los estados: ¿Por qué tiene que salir todo un jefe de Estado a hablar por la tele de una vulgar gripe?

Es una oportunidad de lucirse.

Bastaría con un subsecretario; cualquier portavoz médico sería suficiente. Ese pánico irresponsable alimentado por las autoridades está causando mucho más daño que ningún virus y un enorme perjuicio económico en billones de dólares.

La economía mexicana está colapsada.

¡Y ni siquiera está claro que no viajar allí reduzca los contagios! ¡Pobre México! Mire, cuando uno va a México, la gripe porcina es, con mucho, la última en la lista de cosas por las que preocuparse.

¿Tan poco le preocupa esta gripe?

Es incluso más benigna de lo que imaginaba en un principio; está resultando suave: poco contagiosa y poco peligrosa.

Hay muertos.

Como cada año. Cada año la gripe causa miles de muertos sin que merezcan ni un segundo de televisión ni un titular ni siquiera en internet. Les pido que utilicen su circuito humano neuronal de la razón y el sentido común y bloqueen el centro neuronal del miedo que compartimos con los animales.

Ayúdenos, doctor.

Vayamos al epicentro de la pandemia: México DF tiene 20 millones de habitantes; pues bien: apenas ha habido un millar de casos.

Tal vez las autoridades mexicanas no han sido ni precisas ni eficaces.

¡Eso es otra barbaridad: afirmarlo alegremente así sin pruebas! ¡Qué linchamiento moral de todo un país sin más fundamento que los clichés y nuestra pretendida superioridad! Ya veremos quién se ha equivocado.

¿No cree que ha habido mala gestión de la pandemia en sus inicios mexicanos?

No lo sé. Simplemente no lo sé. Y tampoco creo que nadie lo sepa ahora mismo. Me parece injusto que se dé esa impresión sin contrastarla con datos. Lo sabremos más adelante cuando la pandemia no salga en la tele y ya sólo nos interese a los especialistas.

Tal vez sean miles los infectados y los contagios hayan sido ocultados.

Incluso si fueran cinco veces más de lo que han declarado las autoridades, seguirían siendo estadísticamente inapreciables: cinco mil contagios sobre veinte millones. Adecue su temor a esa estimación estadística.

¿Esta gripe no le parece preocupante?

Desde luego no debemos ignorarla: hay que monitorizarla, controlarla y seguir su evolución, pero es de las benignas: ni siquiera superará a la de Hong Kong de 1968.

¿Podría transformarse en muy dañina?

El virus puede evolucionar a peor: eso es posible, pero no entra dentro de mis pronósticos y he estudiado muchas gripes. Este virus no aguanta más de dos contagios y ya está debilitado. Es una pandemia suave.

Con cobertura mediática virulenta.

Eso sí es preocupante: la propagación instantánea del virus del miedo a través de los medios nos está perjudicando más que la gripe. Lo realmente nuevo en este virus es esa cobertura que internet ha convertido en instantánea: ¿cuántas veces al día oímos la palabra gripe o la leemos?

Así no hay quien la olvide.

Esta gripe, la del 2009, durará lo que dure en las teles, radios y portadas de internet y de diarios. Poco a poco los programadores y directores verán que no da audiencia y la relegarán a espacios secundarios y al final no darán nada sobre ella.

¿Porcina es el nombre adecuado?

Está claro que proviene de los cerdos. Esta mañana yo estaba en la tele cuando un ciudadano nos ha enviado un correo: "Dice usted doctor que esta gripe viene del cerdo, tiene similitudes con la gripe aviar y se contagia entre humanos: ¿Eso significa que los cerdos por fin van a volar?"

Tiene gracia, pero no sé si ahora...

Al contrario: desdramaticemos. Sólo así eres capaz de actuar con acierto. El miedo es el que hace bajar la guardia. A ver: recuerde en todo momento que tenemos antivirales que funcionan y que estamos diseñando una vacuna sin problemas si es que al final hace falta. Más o menos como nos pasa cada año con las gripes.

¿Y si el virus se transforma y empeora?

En el peor de los casos, con quedarnos en casa un tiempo desactivaríamos con eficacia su propagación.

Se especula con un virus fabricado.

Si fuera un virus creado por terroristas sería más letal: se lo aseguro. Tampoco está concebido en un laboratorio multinacional: no sería tan benigno. No es tan diferente de otras gripes - muchas ni fueron noticia-de nuestra historia.